Irvine Arditti es el alma del cuarteto que lleva su nombre desde que lo fundó allá en el año 1974, cuando todavía era un estudiante en la Royal Academy of Music de Londres. 34 años más tarde, le sigue apasionando presentar al mundo las músicas más recientes.

El Cuarteto Arditti lleva ya varias décadas siendo buque insignia de la música contemporánea. ¿Cómo llegó a conver- tirse en uno de los principales dinamizadores de las nuevas músicas?

Yo creo que el secreto es que ocurrió. Sencillamente estábamos disfrutando de un hobby que finalmente se convirtió en una actividad profesional a tiempo completo. Y se podría decir que nosotros estábamos tan sedientos de nuevas piezas como los compositores lo estaban por escribirlas.

¿El propio prestigio, mantenido durante tantos años, no termina siendo una carga demasiado grande?

Sí y no. Es sólo una carga si te preocupa. Aunque tengas responsabilidad, siempre que sigas disfrutando mientras tocas y tengas la técnica para enfrentarte a ello, nunca es una carga.

La mayoría de los grandes grupos de cámara cuentan con músicos que tocan juntos durante muchos años. Pero el Arditti, ya desde sus inicios, sufrió numerosos cambios en sus filas. ¿A qué es debido?

Creo que, en los primeros años, los músicos dejaron el cuarteto porque tuvieron que tomar decisiones, por ejemplo, si querían estar en un grupo a tiempo completo tocando prácticamente sólo música del siglo XX. Y la vida de un conjunto internacional no es compatible con la vida familiar, debido a la gran cantidad de viajes que hacemos. Con un 95% de conciertos fuera de Gran Bretaña, pasamos gran parte del año fuera de Londres, donde vivimos.

Es cierto que su agenda sigue siendo increíblemente densa. ¿Cómo puede el Arditti abordar toda esta actividad?

Nos centramos en el calendario temporada a temporada. La mayoría de los promotores desean su propia selección de programa pero, afortunadamente, somos capaces de mantener una cantidad sustancial de cuartetos en el centro de nuestro repertorio, para los que no necesitamos demasiada preparación. Junto a esto, intentamos ofrecer un gran número de estrenos para expandir el repertorio de cuarteto y dar oportunidades a los jóvenes compositores. Esto ocupa todo nuestro tiempo. Por desgracia, no tenemos tiempo para ensayar o probar piezas que no vamos a tocar inmediatamente.

¿Puede estudiar en profundidad las nuevas obras? ¿Siguen trabajando con los compositores?

Siempre sacamos tiempo para trabajar con los compositores, algo que he considerado extremadamente importante desde nuestro primer concierto. Formular interpretaciones sobre las intenciones del compositor es el motto del cuarteto. Debido a la naturaleza de nuestro trabajo, producimos versiones autoritativas desde las primeras interpretaciones, que suelen ser retransmitidas y a menudo sirven para hacer CDs. Con la experiencia de tener que «entender» las intenciones de tantos compositores, ahora es más fácil adivinar qué es lo que requiere cada obra desde los primeros ensayos. Pero, por supuesto, con cada nueva interpretación, la versión se vuelve más refinada. Esto es lo que hace interesante nuestra vida.

En el concierto de Donostia, van a abordar el «Cuarteto de cuerda nº 5» de Ferneyhough. ¿Cómo se aborda el estudio de una obra de semejante complejidad? ¿No les entra pánico?

Es un placer presentar en Donostia el cuarteto más reciente de un compositor como Ferneyhough. Este cuarteto es más transparente que la mayoría de su música para el género. El estudio meticuloso y unos ensayos lentos y cuidadosos desde el principio han sido nuestro acercamiento para lograr que una obra tan compleja como ésta entre en nuestra sangre desde un primer momento. Se trata de música que lanza un inmenso reto a sus intérpretes, pero, cuando uno está envuelto en su interpretación, ya no tiene tiempo para el pánico...