La Comisión de Servicios Públicos del estado de Nueva York autorizó ayer por unanimidad, aunque con condiciones, la compra de la eléctrica estadounidense Energy East por parte de Iberdrola. Con esta autorización, la eléctrica de origen vasco ya ha superado todos los trámites necesarios para hacerse con Energy East, en una operación valorada en 6.400 millones de euros, aunque ahora deberá decidir si acepta las condiciones impuestas por el regulador neoyorquino.

La oferta, presentada hace más de un año, tiene previsto pagar 3.400 millones por los activos de Energy East y otros 3.000 millones para asumir la deuda. La Comisión ha condicionado la compra de Energy East por parte de Iberdrola a una inversión 200 millones de dólares (140 millones de euros) en un plazo dos años en proyectos eólicos. A partir de ese periodo se impondrá una penalización adicional.

«Si la compañía no cumple la inversión adicional de 100 millones, deberá utilizar 25 millones procedentes de fondos de accionistas para desarrollar proyectos», indica el regulador.

Esta inversión supone el doble del compromiso que había adquirido Iberdrola hasta ahora y una capacidad de unos 100 megavatios adicionales.

La Comisión también exige destinar 275 millones de dólares (190 millones de euros) a la comunidad mediante reducción de tarifas, adoptar medidas de protección financiera para evitar la concentración vertical y evitar riesgos relacionados con posibles quiebras.

Junto a esto, Energy East deberá mantener los actuales niveles de inversión en infraestructuras de transporte y distribución de electricidad, así como en seguridad.

No a los combustibles fósiles

Otra condición importante de las propuestas por la comisión reguladora es que no se permita a la compañía tener plantas de combustibles fósiles y que venda la que tiene Energy East a través de una de sus filiales.

El regulador neoyorkino aprobó también condiciones encaminadas a evitar el riesgo asociado con una eventual bancarrota de Energy East o de su futura matriz, entre la que figura la posibilidad de que el regulador ejerza un voto especial, a modo de «acción de oro», y la exigencia de que la eléctrica mejore los mecanismos de transparencia financiera.

Junto a esto, el organismo ha aceptado el ofrecimiento de Iberdrolapara realizar desinversiones en plantas de generación de fuel y ha pedido que el plan de venta de activos sea presentado en los próximos 90 días tras la culminación de la compra. Iberdrola seguirá operando con las instalaciones hidroeléctricas de la adquirida.

Iberdrola tomará una decisión sobre la adquisición de la firma energética estadounidense después de estudiar estas condiciones, según explicaron fuentes de la compañía.