A tres días de elegir al nuevo presidente
Atentan contra el primer ministro de Pakistán en plena crisis política
A escasos tres días de la elección del sucesor de Pervez Musharraf, la comitiva del primer ministro paquistaní fue objeto de un atentado fallido. Yousuf Raza Gilani regresaba de Lahore de participar en un acto electoral de apoyo a Asif Ali Zardari, líder del PPP, que, con toda seguridad, el sábado será investido presidente. El Gobierno no ofreció detalles del ataque, reivindicado por los talibán. Tampoco confirmó si Gilani, en perfecto estado, iba dentro del vehículo.
GARA | ISLAMABAD
El primer ministro paquistaní, Yousuf Raza Gilani, salió ileso de un ataque contra su vehículo, un Mercedes blindado, en Rawalpindi, cerca de Islamabad. No está claro si en el momento del atentado, iba o no dentro del coche, ya que las informaciones son contradictorias.
Mientras fuentes del Ministerio de Interior indicaron que el convoy se dirigía al aeropuerto de la capital paquistaní para recoger a Gilani, su responsable de prensa, Zahid Bashir, explicó a la BBC en un primer momento que los disparos se produjeron cuando éste se trasladaba del aeropuerto a la ciudad. «Volvía de Lahore. El tiroteo ocurrió en la autopista de Islamabad. Hasta el este momento, creemos que el fuego provenía de una pequeña colina en el borde de la carretera», manifestó.
La nota de la oficina del jefe de Gobierno se limitó a decir que «de los múltiples disparos de francotirador, dos impactaron contra la doble ventanilla en el lado del conductor», en el derecho en Pakistán.
Bashir se encargó de eludir las preguntas de los periodistas bajo el argumento de que «hay informaciones que no se pueden hacer públicas por razones de seguridad». Únicamente dijo que «por la gracia de Alá, el primer ministro está a salvo».
Por su parte, Rehman Malik, titular de Interior, anunció la apertura inmediata de una investigación comprometiéndose a presentar en 24 horas un informe preliminar.
«Es un ataque cobarde. Siempre hemos estado alerta sobre las amenazas contra su persona; nuestro sistema de seguridad es correcto», remarcó sin dar detalles sobre dónde estaba Gilani.
Algunos medios sugirieron que en el convoy también viajaban el hijo de Gilani, Moosa, y el ministro federal de Kashmir, Qamar Zaman Kaira, y que un segundo coche resultó dañado.
Los talibán de Pakistán reivindicaron el ataque contra Gilani, al que acusaron de ser el responsable de la ofensiva militar en el valle norteño de Swat. Un portavoz talibán amenazó con «más ataques a instalaciones gubernamentales y a oficiales del Gobierno», que el 25 de agosto prohibió el principal movimiento talibán, el TTP (Tehreek-e-Talibán Pakistán), dirigido por el jefe tribal Baitullah Mehsud. Una semana antes de su ilegalización, asumió directamente la comisión de tres atentados kamikazes que causaron cerca de cien muertos en seis días.
Muslim Jan, portavoz del TTP, responsabilizó al Partido Nacional Awami (ANP), del diputado Waqar Ahmed Jan, de cometer «genocidio contra el pueblo pastún, matando a niños y a mujeres inocentes».
En un comunicado, el Ministerio de Exteriores consideró que lo ocurrido ayer «es un intento de fuerzas antidemocráticas de desestabilizar las instituciones democráticas».
Además de vivir una constante crisis política, Pakistán, de 168 millones de habitantes, ha sido escenario de múltiples atentados atribuidos a los talibán y a militantes islamistas próximos al Qaeda.
Aliado fundamental de Estados Unidos desde el 11 de setiembre de 2001 en la llamada «guerra contra el terrorismo», en el último año, el país ha sufrido una ola sin precedentes de ataques kamikazes que han dejado 1.200 muertes.
En el plano institucional, la situación está marcada por la inestabilidad. El 18 de agosto, Pervez Musharraf anunció su dimisión para eludir el proceso de destitución iniciado por la coalición gubernamental.
Argumentó que lo hacía por «el interés de la nación y para evitar más inestabilidad», si bien negó las acusaciones de la oposición. «Durante 44 años he salvaguardado al país y continuaré haciéndolo. Ningún cargo podrá ser probado contra mí mientras tenga total confianza en Alá, el Todopoderoso», resaltó antes de abandonar su residencia oficial. «No tengo ninguna razón para estar preocupado, porque nunca pensé en mi propio interés. Mi lema siempre fue `Pakistán primero'», añadió.
Poco después, el ex primer ministro Nawaz Sharif, líder de la Liga Musulmana-N y socio de Gobierno, abandonó la coalición formada tras las elecciones legislativas de febrero.
Su salida no cambió nada sustancial ya que el Partido del Pueblo Paquistaní (PPP), tiene mayoría en la Asamblea Nacional gracias al apoyo de otras pequeñas formaciones. El principal punto desencuentro fue la readmisión de los jueces destituidos por Musharraf. El PPP ha dado largas a este asunto temiendo que deroguen la amnistía concedida a varios de sus dirigentes acusados de corrup- ción. Entre ellos está Asif Ali Zardari que, con toda probabilidad, el sábado será investido presidente por una frágil mayoría parlamentaria.
Su nombre saltó a las esferas internacionales tras la muerte en atentado de su esposa Benazir Bhutto, candidata presidencial.La líder del PPP falleció el 27 de diciembre de 2007 tras un mitin en Rawalpindi, en plena campaña electoral. El 18 de octubre, tan sólo horas después de regresar a Pakistán de su exilio en Londres, salió ilesa de un atentado en Karachi.
Zardari, al que se le conoce por el apodo del «diez por cien» por el cobro ilegal de comisiones, se hizo inmediatamente con las riendas del PPP.
Según politólogos y editorialistas paquistaníes, Washington mantiene una confianza limitada en el viudo de Bhutto. Los crecientes contactos entre los principales jefes del Ejército paquistaní con muy altos cargos estadounidenses hacen pensar a los analistas que el futuro presidente estará bajo «la rigurosa vigilancia» de la Casa Blanca.
Su margen de maniobra, por tanto, no será muy amplio. Por una parte, deberá hacer frente a las presiones de EEUU que, según los expertos, no descarta una operación terrestre en las zonas tribales bajo el argumento de combatir a los militantes talibán, y por otra, deberá enfrentar a la empobrecida población, harta de atentados casi diarios, de la miseria y cuyo sentimiento antiestadounidense aumenta.
Tres meses después de la muerte de Bhutto, Gilani, del PPP, fue nombrado primer ministro. Tras jurar su cargo, ordenó la excarcelación de los jueces detenidos bajo el estado de emergencia decretado en 2007 por Musharraf aunque no los ha restituido.
La escisión afecta sobre todo a los manguitos, piezas clave para detener en primera instancia la reacción , y que han de estar siempre operativos por si CiU no se presentara a las prciones hfgfghutonóm´pg ñdfoj gtoidjgoidfgjodijgicas.
Nueve soldados australianos resultaron heridos en un enfrentamiento en el sur de Afganistán, mientras el primer ministro, Kevin Rudd, aseguraba en el Parlamento que su país no retirará a las tropas.
Por primera vez, Islamabad condenó firmemente la incursión aérea llevada a cabo por fuerzas internacionales desplegadas en Afganistán y comandadas por Estados Unidos en territorio paquistaní.
Tras cruzar la frontera, cuatro helicópteros de combate atacaron de madrugada la población fronteriza de Angaorada, en el área de Birmal, matando a, al menos, 20 civiles, entre los que había cuatro mujeres y niños. Según precisó el corresponsal del canal Geo TV, tras descender de los helicópteros, tropas estadounidenses iniciaron una redada en varias viviendas. Durante la operación, nueve miembros de la familia de un líder tribal perdieron la vida en una casa, mientras en el registro de dos residencias más fallecieron cinco personas. Los cadáveres de las víctimas y los heridos fueron trasladados al hospital, mientras la población local realizaba una protesta contra esta incursión de tropas extranjeras.
El gobernador de la Provincia de la Frontera Noroeste (NWFP), Owais Ahmed Ghani, calificó de «indignante» lo ocurrido, al tiempo que conminó al Ejército paquistaní a dar la respuesta «apropiada» a esta violación «directa» de la soberanía.
El portavoz del Ejército, Athar Abbas, también condenó «enérgicamente» estas muertes, acusando directamente a Washington. «Semejantes actos de agresión no contribuyen a la causa común de la lucha contra el terrorismo y la insurgencia en el área», sostuvo.
Anunció que el Ministerio de Exteriores ha presentado una protesta formal al Gobierno estadounidense y advirtió de que el Ejército se reserva «el derecho a la defensa propia y a la represalia para proteger a sus ciudadanos y soldados de las agresiones».
En otro comunicado, Exteriores tildó de «grave provocación el asalto» a esta localidad que ha provocado «una pérdida de vida de civiles. Tales acciones son contraproducentes pues socavan la base misma de la cooperación entre Pakistán y EEUU».
En esa línea, el primer ministro, Yousuf Raza Gilani, subrayó que «ninguna fuerza exterior puede permitirse atacar nuestro territorio. Pakistán es un país soberano completamente capaz de combatir a los elementos terroristas y extremistas dentro de sus fronteras».
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