Un nuevo Guggenheim para plantar en el campo
Manex ALTUNA
Diciembre de 2006. Crisis institucional y deportiva sin precedentes. Más de cien años de historia se tambalean. El Señor de Bizkaia apunta en una carta contra los culpables. Gestores, médicos, delegados y jugadores. Respuesta en el campo. Salvan el honor en la última jornada bajo mínimos. Aún así, vuelve a la carga contra los firmantes de un manifiesto contra las ilegalizaciones.
Elecciones. El discípulo del Señor accede al trono apoyado en constructores y altavoces mediáticos. No escatima en gastos. Intenta meter jugadores que no entran en la filosofía. Empieza la primera fase de limpieza. Uno a Grecia, otro peleando por la ficha hasta el último momento. Al resto, guillotina. Equipo y entrenador aprueban el primer examen en mayo.
El verano se presentaba tranquilo. De crecimiento. La salida a cuentagotas de los díscolos continúa. Valladolid... Recién llegado de USA, el seductor de Spain pone petrodólares encima de la mesa para evitar ventas. La mentira queda pronto al descubierto. Asimilación española. Convocan a un «venezolano» tras meses de cumplidos. El club de los estratégicos. Carácter y compromiso, fuera. Futbolistas sumisos. Uno de los mejores delanteros vascos a Mallorca. El pueblo no lo entiende. Entre tanto ruido, otro que empaquetan hacia Eibar para que no moleste.
Primera jornada. Derrota sonrojante en casa. La afición arremete contra la banda izquierda. El mercado de Euskal Herria no da para más. Lezama no funciona. El índice de natalidad es demasiado bajo. Pero, uno de Hondarribia es titular en un equipo Champions. Otros prescindibles en Bilbo, también juegan en la élite. Algunos, hasta competición europea. Refuerzo de última hora del Sanse.
¿Si la nave del capitán Caparrós se hunde, ficharán un nuevo Guggenheim para plantar en el centro del campo?