El juez Fernando Grande-Marlaska decretó ayer prisión incondicional para Maider Caminos y Maitane Intxaurraga, mientras que Noé López y Amaia Legarra quedaron en libertad, esta última después de hacer frente a una fianza de 4.000 euros.

Las encarceladas han sido acusadas de «pertenencia a organización terrorista», por su presunta pertenencia a Ekin, un «delito continuado de estragos terroristas» y otro de «daños terroristas». Noé López debió ser trasladado ayer de madrugada a un hospital de Madrid tras sufrir un nuevo ataque de ansiedad -anteriormente había sido hospitalizado en Iruñea-. En esta ocasión permaneció en el centro hospitalario dos horas ante de ser conducido de vuelta a dependencias policiales.

Los familiares de Caminos e Intxaurraga pudieron reunirse con ellas por un breve espacio de tiempo, momento en el que éstas denunciaron que durante el periodo de incomunicación fueron amenazadas por los guardias civilies. Según comunicó a GARA un tío de Maider Caminos, Enrike Miranda, encontraron a las detenidas «en bastante buen estado», aunque explicó que ambas seguían vistiendo con la misma ropa que el día en el que fueron arrestadas a pesar de que «la Guardia Civil nos pidió mudas para que pudieran cambiarse».

Comentó que todavía no habían tenido ocasión de acceder al auto de prisión dictado por Grande-Marlaska, y denunció que las dos han sido encarceladas «por hacer política». Ambas fueron trasladadas a la madrileña cárcel de Soto del Real ayer por la tarde.

En lo que respecta al joven Noé López, recobró la libertad después de declarar en la Audiencia Nacional española por la mañana.

Incumplimiento del protocolo

El médico de confianza de López relató que su estado de salud es «bueno», aunque se encuentra «bastante aturdido y confuso debido a la medicación que le han suministrado». La de ayer fue la segunda hospitalización del joven desde que fuera apresado por el instituto armado el pasado domingo en Barañain. Aquel día sufrió un ataque de ansiedad durante el registro de su domicilio, teniendo que ser llevado al Hospital Virgen del Camino, donde permaneció ingresado hasta su traslado a la capital madrileña el martes por la mañana.

Asimismo, el doctor quiso denunciar que durante los días de incomunicación, el instituto militar «ha incumplido» algunas de las medidas que contempla el llamado «protocolo Garzón» para evitar las torturas y los malos tratos y que el magistrado Fernando Andreu ordenó aplicar a los detenidos. Según ese protocolo, los interrogatorios en los cuartelillos deben ser grabados en todo momento, los detenidos pueden ser asistidos por su médico de confianza y se debe comunicar a los familiares dónde se encuentran los arrestados y en qué situación.

Sin embargo, el médico de confianza de los últimos detenidos no pudo estar presente en la última revisión que les realizó el forense antes de pasar ante Grande-Marlaska ni tampoco le dejaron estar junto a Noé López cuando éste tuvo que ser ingresado en el hospital madrileño. «Durante los días que ha durado el periodo de incomunicación se han incumplido varias medidas que contempla el protocolo», aseveró.

Ya son cinco los encarcelados

Estos dos últimos encarcelamientos se suman a los de Xabier Sagardoi, Luis Goñi y Alberto López Iborra, acusados de llevar a cabo ocho actos de kale borroka en Nafarroa desde diciembre de 2007 hasta julio de 2008. La detención de López Iborra fue ocultada por la Audiencia Nacional española y la Guardia Civil hasta el lunes, cuando se conoció que ese mismo día había sido puesto a disposición judicial.

Una vez en prisión, el joven de Iruñea pudo hablar con su abogada, a la que le comunicó que la Guardia Civil le había provocado un accidente para detenerlo el pasado miércoles en el polígono de Landaben, de cuyas lesiones tuvo que ser tratado en un hospital. También relató que durante los seis días que permaneció cautivo en manos de los militares fue golpeado y torturado. Concretamente, denunció que fue amenazado, sometido a sesiones de «la bolsa», obligado a hacer ejercicio y golpeado varias veces en la cabeza y en los testículos.

El Ministerio español de Interior no sólo ocultó su detención e incomunicación durante cinco días, sino que también obvió incluir el hecho de que tuviera que ser hospitalizado en la nota oficial que emitió el martes, en la que recogía las imputaciones contra las personas arrestadas.