Epi Zurimendi Investigador de Parte Hartuz
TAV: anomal�as cruciales
El TAV no responde a premisas de contenci�n de la movilidad sino de complementariedad para satisfacer un crecimiento imparable del transporte, que no reduce el consumo de recursos energ�ticos, sino que los incrementaEn una reciente entrevista radiof�nica al nuevo l�der del Partido Popular vasco, �ste mantuvo una actitud desacreditadora hacia quienes se oponen al Tren de Alta Velocidad. Las ideas centrales defendidas por Antonio Basagoiti eran las siguientes: en primer lugar, la defensa de que el Tren de Alta Velocidad es una infraestructura esencial para el Pa�s Vasco en la medida en que representa el futuro, el progreso, la riqueza y la creaci�n econ�mica; en segundo lugar, que la sociedad vasca debe rebelarse, en un acto movilizatorio �contra los cuatro anormales que est�n en contra del futuro y de la alta velocidad en Euskadi� y, por �ltimo, que en caso de realizar una encuesta en el Pa�s Vasco, el 99 por ciento de los vascos estar�amos �a favor de poder conectarnos en media hora con Vitoria o en dos horas con Madrid�. Y aqu� es donde planteamos nuestras objeciones.
Son muchas las personas cualificadas -procedentes de los �mbitos universitario, pol�tico y social- que cuestionan el argumento seg�n el cual el TAV, adem�s de ser una infraestructura esencial, representa el progreso, lo que deber�a ser tomado en consideraci�n. Que la apuesta por el TAV sea una opci�n de progreso significar�a que la ejecuci�n del proyecto mejorar�a la situaci�n actual. Ahora bien, �mejora el TAV la situaci�n actual? �Respecto de qu�? Para analizar esta hip�tesis vamos a considerar dos factores: la sostenibilidad y la ciudadan�a.
La sostenibilidad. Uno de los argumentos m�s importantes utilizado en defensa del TAV ha sido el del desarrollo sostenible. Bajo este ep�grafe se ha tratado de se�alar las ventajas del TAV hacia la movilidad en el sentido de que su ejecuci�n responde a las mayores necesidades de movilidad de las poblaciones modernas, lo que exige realizar una apuesta por la intermodalidad que, en este caso, se realiza aportando una nueva infraestructura de transporte que a�adir a las actualmente existentes y a las que se est�n ejecutando o se proyecta ejecutar en un futuro. Precisamente por este car�cter expansivo -una infraestructura m�s-, desde el punto de vista de la movilidad, el TAV dif�cilmente puede ser considerado un instrumento de racionalizaci�n de la movilidad. No responde a premisas de contenci�n de la movilidad sino de complementariedad para satisfacer un crecimiento imparable del transporte, que no reduce el consumo de recursos energ�ticos, sino que los incrementa (TAV, Super Sur, nuevas Autov�as convergentes con la Red Principal anunciada por la Diputaci�n de Bizkaia...); incremento de los consumos que nos conducen hacia el desborde de la capacidad de regeneraci�n del medio ambiente. El Colectivo Silence (2006) ya puso el dedo en la llaga al se�alar que hay que decrecer en consumo de energ�a, lo que significa cuestionar el modelo de desarrollo para defender un modelo basado en el crecimiento de los bienes relacionales y sociales. Por lo tanto, la premisa de que el TAV es una infraestructura esencial, de futuro y progreso para el Pa�s Vasco representa, si no un sofisma, s� al menos un argumento que deber�a ser debatido socialmente para, contrastados los argumentos, decidir con responsabilidad.
La ciudadan�a. Veamos los dos siguientes argumentos esgrimidos por Basagoiti: que quienes se oponen a la alta velocidad en Euskadi son �cuatro anormales� y que una hipot�tica encuesta nos permitir�a conocer que el 99 por ciento de la ciudadan�a vasca est� a favor de la alta velocidad y de la conexi�n r�pida con las ciudades importantes. En primer lugar, creo que se equivoca Basagoiti al repudiar el concurso de las razones y los discursos plurales en la b�squeda del inter�s general de la comunidad y, si me apuran, de la humanidad. No brilla su discurso ni siquiera excusado por la frescura del medio radiof�nico y desvela no ya sofisma, sino libelo, difamatorio y autoritario mensaje que pretende sacar de la arena pol�tica a quienes no piensan como �l y pretenden usar sus razones en el espacio p�blico en pie de igualdad.
Se confunde tambi�n al exagerar los apoyos que concita el proyecto de la alta velocidad en Euskadi. Aqu� radica el nudo gordiano de la cuesti�n. Para saber cu�ntas personas apoyan o no el TAV en la CAPV no es necesaria la realizaci�n de una encuesta, sino la consulta a la ciudadan�a -luego ya decidir� quien tenga potestad para ello-, puesto que la voluntad de la ciudadan�a se conoce primero preguntando y despu�s escrutando.
Ni desde el punto de vista del desarrollo ni desde el punto de vista de la calidad democr�tica es autoevidente que el TAV sea una infraestructura que mejore la situaci�n actual; que no sea la negaci�n del derecho a una deliberaci�n social y p�blica quien ilumine las nuevas derivas de la persona reducida a consumidora y nos precipite velozmente por los dominios del fracaso y la infelicidad individual y colectiva.