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CRÓNICA Relaciones entre UPN y PP

Génova y Del Burgo marcan las líneas rojas al amago de distanciarse de UPN

Miguel Sanz ha calentado la visita hoy a Iruñea de Mariano Rajoy con la sexta iniciativa en un año para aparentar un distanciamiento de UPN respecto al PP. Las anteriores quedaron en nada, como ocurrirá seguramente ahora, pero esta vez Sanz sí ha logrado tensar al PP... y confirmar que Del Burgo no se ha ido a casa, sino que trata de seguir fijando la línea entre bambalinas.

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Ramón SOLA

Las páginas de opinión de la derechona española echaban humo ayer contra el presidente de UPN y el Gobierno navarro, Miguel Sanz, tras exponer en ``Diario de Navarra'' la hipótesis de que los dos diputados navarros incluidos en el grupo del PP pudieran votar a favor de los presupuestos del Ejecutivo de Zapatero. Quizás el propio Sanz sea el primer sorprendido por el alcance de la polémica, visible en el editorial de ``El Mundo» que le acusaba ayer de «órdago», «fraude», «debilidad» ante el PSOE, «intentar presentarse como interlocutor frente al Gobierno de modo fatuo», «seguir al dedillo el catón de los partidos nacionalistas» y «abrir una crisis política en el centro derecha español».

Muchos análisis como éste situaban ayer la idea de Miguel Sanz como una cesión ante el PSOE y la relacionaban con el apoyo que éste le da en Nafarroa. Pero Sanz no necesita tal cosa: el PSN siempre ha dejado claro que tiene su aval para toda la legislatura y sin contraprestaciones. Los antecedentes demuestran más bien que su maniobra tiene otro horizonte: la necesidad de UPN de aparentar al menos una posición autónoma ante el PP, al que está indisolublemente unido («fusión» fue el término exacto) desde 1991.

De hecho, en poco más de un año el mismo Miguel Sanz ha presentado otras cinco ideas en esta misma línea. Primero pidió al PP que le prestara diputados para formar grupo propio en el Congreso. Luego insinuó a posibilidad de hacer alguna cesión ante los presupuestos estatales en el debate de hace un año, aunque entonces tuvo eco nulo. En la precampaña estatal coqueteó con el globo-sonda de una gran coalición PSOE-PP en caso de extrema necesidad y para restar capacidad de incidencia a los partidos nacionalistas vascos y catalanes. Más tarde sugirió que sus diputados podrían abstenerse en la investidura de Zapatero. Y recientemente ha defendido también que el PP debería apoyar al PSOE en la lucha contra la crisis económica. Sobra decir que todas estas ideas han quedado en agua de borrajas o han recibido un no rotundo por parte del PP, como ocurrió con la propuesta de formar un grupo propio.

La posición de Sanz, por tanto, no es nueva. Pero sí lo es la reacción de la dirección de Génova, que parece haberse decidido a pintar las «líneas rojas» a UPN y recordar a Sanz quién es el que manda en la «fusión».

«Me tiraré sólo si hay agua»

A nadie le ha pasado desapercibido que Miguel Sanz lanzara su ocurrencia en víspera de la reunión de «coordinación» que celebran anualmente UPN y PP en Iruñea. Mariano Rajoy ha decidido callar estos días a la espera de hablar hoy en persona con Miguel Sanz, pero el resto de portavoces de la dirección del PP ya han dejado claro a UPN que no permitirán desmarques tan sonoros.

En esta labor de atar en corto a su socio navarro se implicaron ayer máximos dirigentes de Génova. Uno de los más contundentes fue el portavoz de Economía del PP en el Congreso, Cristóbal Montoro, que aseguró directamente que «estoy seguro de que Sanz no ha querido decir eso». La secretaria general, Dolores de Cospedal, recurrió igualmente a hablar de frases «sacadas de contexto». La portavoz en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría, afirmó que el PP, incluido UPN, «trabajará como una piña» frente a los presupuestos de Rodríguez Zapatero. Y el vicesecretario de Política Autonómica, Javier Arenas, vaticinó que «la posición del PP y UPN será exactamente la misma, como no puede ser de otro modo».

A todos ellos se les sumó Jaime Ignacio del Burgo, con un artículo incendiario de réplica a Sanz en las páginas de ``El Mundo''. «Si el PP vota en contra y UPN no lo hace, Sanz habrá cedido al chantaje socialista y lo habrá hecho por un precio irrisorio», indica. La pieza incluye algunas descalificaciones al presidente de UPN, de quien dice que «nunca me consideré diputado `de' Miguel Sanz. Le ha traicionado el uso del posesivo y me ha recordado aquello de `l'Etat, c`est moi'. Es la tentación de quienes se sienten líderes». El contenido y el tono dejan claro que Del Burgo no se ha ido, sino que sigue tratando de marcar la pauta a UPN.

Así las cosas, la visita de Rajoy hoy permitirá ver hasta dónde mantiene el pulso Sanz, y si lograr una UPN autónoma ante el PP es su último servicio a la causa antes de pasarle el testigo a Yolanda Barcina. Pero ayer a la tarde ya comenzó a esbozar una nueva retirada: «Me tiraré a la piscina si hay agua; y si no hay agua, desde luego que no me voy a tirar», dijo en Cintruénigo.

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