La Habana espera con temor las olas gigantes y lluvias intensas de Ike
Aunque el temido Ike bajó de intensidad en la escala de Saffir-Simpson, provocó olas gigantescas, que incluso pasaron por encima de edificios de cinco plantas, intensas lluvias y fuertes vientos, que derribaron postes eléctricos, tejados y árboles. Mientras las provincias afectadas intentaban valorar los daños, los habaneros se preparaban para afrontar la furia del huracán. Las autoridades pidieron calma pero también «disciplina» y que se cumplan las indicaciones.
GARA |
Ike dejó olas gigantescas, intensas lluvias y fuertes vientos a su paso por el sur, el este y centro de Cuba. Se espera que hoy llegue a La Habana. El huracán podría tener un efecto devastador sobre las viejas casas coloniales de La Habana Vieja, muchas de ellas apuntaladas y con evidente riesgo de desplome.
Al igual que en el resto del país, las autoridades procedieron ayer a evacuar a los ciudadanos a lugares seguros. Desde el sábado, han evacuado a más de un millón de personas e insistido a la población que no espere a la llegada de Ike para tomar las precauciones necesarias.
En Holguín -entró por la costa norte de esta provincia a última hora del domingo- se registraron fuertes marejadas y rachas de viento de hasta 261 kilómetros por hora que causaron «fuertes daños en viviendas y otras edificaciones», y derribaron tanto árboles como cables del tendido eléctrico. La intensa lluvia inundó las calles, completamente desiertas.
«Hay mucha preocupación. Las ventanas han comenzado a romperse. Hay una gran cantidad de agua y está lloviendo intensamente», relató a Reuters una trabajadora de un hotel de la ciudad de Holguín mientras Ike pasaba por este territorio.
En Baracoa, provincia de Guantánamo, las penetraciones del mar anegaron la mayoría de las calles, mientras las olas pasaban por encima de edificios de hasta cinco pisos de altura.
En Camagüey, cerca de 230.00 ciudadanos -un tercio de la población de la provincia- fueron trasladados a albergues y viviendas de familiares o amigos.
Fuentes del Gobierno municipal explicaron que ha causado «muchas afectaciones en casas, tejados y postes de alumbrado, que acabaron tumbados». Asimismo, auguraron «grandes inundaciones» porque las alcantarillas de la ciudad están saturadas y no drenan. Aunque a lo largo de ayer, Ike bajó a categoría dos en la escala de Saffir-Simpson y los vientos eran de 160 kilómetros por hora, sigue siendo «muy peligroso».
Mientras las zonas afectadas hacían recuento de las pérdidas materiales, los habaneros se preparaban para afrontar a Ike. Ventanas tapiadas, acopio de enseres, desmantelamiento de antenas parabólicas hasta que pase la «alarma ciclónica» -Radio Havana, por ejemplo, bajó todas sus antenas, por las que también se retransmiten varios canales de televisión- reforzamiento de las medidas de seguridad en almacenes etc.
Tal y como dijeron los expertos, la actual temporada de huracanes, que se prolonga del 1 de junio al 30 de noviembre, está siendo muy activa. Hasta el momento se han formado diez tormentas y cinco huracanes. Los meteorólogos de la Administración Nacional de Océanos y Atmósfera de Estados Unidos vaticinaron la posible formación de entre siete y diez huracanes.
Aparte de Cuba, Haití, Las Bahamas y las islas de Turkos y Caicos han sufrido el paso de Ike. En estas dos últimas islas, el porcentaje de viviendas y edificios dañados se sitúa entre el 50 y 80%. En Haití, ha dejado 61 muertos y nuevas inundaciones.
«¿Dónde quedarán un racimo de plátanos, un fruta o los vegetales de un huerto? ¿Dónde un cultivo de frijoles y otros granos? ¿Dónde un centro de producción avícola, porcina o lechera?», se pregunta Fidel Castro Ruz en su última reflexión, publicada el domingo. En ella advierte del peligro de Ike y concluye que «toda la nación está en lo que en guerra se llama alarma en combate».
«Pienso que por duros que sean los golpes recibidos y por recibir, nuestro país está en condiciones de salvar vidas de cubanos, y las familias recibirán ayuda material y alimentaria el tiempo necesario hasta que se recupere en el más breve plazo posible la capacidad de producir alimentos. Esa ayuda no puede ser igual en todos los municipios, porque no en todos son iguales los daños ni el tiempo que cada uno requiera para recuperarse», subraya. Tras advertir que Cuba está «asediada por los huracanes», insiste en la necesidad de «imponer, más que nunca, la racionalidad y la lucha contra el derroche, el parasitismo y el acomodamiento».
En esa línea, exige que se «actúe con absoluta honestidad, sin demagogia ni concesión alguna a la blandenguería y el oportunismo».
En los últimos días, los diferentes Consejos de Defensa Provincial han pedido «calma y disciplina» y que se cumplan las indicaciones dadas.