Aunque la recta final de la pasada temporada supuso un gran alivio, el Athletic no se ha desprendido todavía de la pesada mochila que ha tenido que acarrear en los últimos años. El debut de la presente Liga, de hecho, añadió otra piedra, y de considerable tamaño.

Los rojiblancos han tenido dos semanas para rumiar lo que sucedió ante el Almería. Dicen que lo mejor tras un tropiezo es tener la opción inmediata para enmendarlo. El Athletic no ha tenido esa fortuna, pero al menos ha dispuesto de tiempo para solucionar los errores, numerosos, que se cometieron en la primera jornada.

Y como si hubieran pulsado el «reset», hoy vuelven a empezar. Con tiempo por delante y margen suficiente de mejora como para que, el próximo mes de junio, el disgusto ante el Almería se recuerde como una mera anécdota. De lo contrario, los fantasmas, aún tan recientes, volverán a tomar cuerpo.

El conjunto bilbaino tendrá enfrente a un rival en situación similar. La Rosaleda, de hecho, acoge el duelo entre los dos últimos clasificados, después de que Athletic y Málaga cosechasen dos de las goleadas -los andaluces cayeron por 4-0 en el Calderón- de la primera jornada. Situación similar, por tanto, pero no idéntica, teniendo en cuenta que el equipo de Antonio Tapia es un recién llegado y que, en consecuencia, debe hacer frente, al menos de inicio, a una exigencia y a una presión menores que su rival.

Los rojiblancos intentarán reducir la propia y aumentar la ajena con un once en el que destaca la presencia de Mikel Balenziaga.

El lateral zurdo sigue ocasionando quebraderos de cabeza a Joaquín Caparrós y sorpresas a los espectadores, que ven como Koikili pasa de la titularidad indiscutible al banquillo -o a salir incluso de la convocatoria, como en esta ocasión-, Javi Casas sigue el camino inverso, pasando de quedarse sin ficha a estrenar la temporada en el once o, ahora, un joven jugador recién llegado, y teóricamente fichado para el segundo equipo, como Mikel Balenziaga, parte en el equipo titular.

Caparrós reconoce que cuando llegó el guipuzcoano tenía «dudas sobre su estado físico, pero en estas dos semanas nos ha confirmado que está bien. Además, el parón le ha venido de maravilla para adaptarse al equipo», explicó el técnico, que también se ha llevado a Ander Iturraspe, aunque partirá en el banquillo. En el once sí estará la segunda novedad prevista, Fernando Amorebieta, en detrimento de Ustaritz.

La otra gran novedad de la convocatoria pasa por la entrada de Iñaki Lafuente, en sustitución de Armando, en otro de esos movimientos sorprendentes del técnico andaluz.

Por parte malagueña, las novedades se reducen a la presencia de Albert Luque y Pablo de Barros en la lista, aunque sólo el delantero parece tener opciones de entrar en el once inicial.

La fortaleza colectiva

Caparrós, por otro lado, confía en que el trabajo de estas dos semanas haya servido para evitar los errores que se produjeron en el debut liguero. «La gente está escocida, porque todos teníamos muchas ganas de empezar con un buen partido ante nuestra afición -reconoció-, pero hemos sacado conclusiones y la competición nos ofrece ahora otra oportunidad».

Una opción que los rojiblancos deben afrontar con «unos niveles de colectividad grandes. Tenemos que volver a ser el equipo que fuimos en muchos encuentros de la temporada pasada. Tenemos que ser fuertes colectivamente y mentalmente -insistió el sevillano- porque, además, el Málaga nos lo va a poner difícil. Tiene bien cogidas las referencias en su campo y este va a ser su debut ante su gente después de subir».