Vuelta Decimotercera etapa
Una caída corta las alas de Antón
El gran trabajo del conjunto Astana lo remató Contador ganando la etapa reina en la cima del Angliru y enfundándose el maillot oro
Arnaitz GORRITI | BILBO
El terrorífico puerto del Angliru puso un buen colofón a la etapa reina de la Vuelta 2008, con triunfo de etapa y liderato para el gran favorito, el madrileño de Astana Aberto Contador.
Por desgracia, la ronda hispana terminó unos pocos kilómetros antes para la gran esperanza del ciclismo vasco, Igor Antón. El ciclista vizcaino de Euskaltel-Euskadi sufrió una mala caída en la bajada del puerto del Cordal, penúltima dificultad montañosa de la decimotercera etapa, rompiéndose la clavícula izquierda y el trocater, un hueso situado en la zona de la cadera.
Después de aguantar con entereza al ritmo impuesto por el conjunto Astana, la última subida se preveía como un «Contador contra todos», sólo contestado por Valverde y el corredor de Galdakao. El día, además, era propicio para disfrutar: sin lluvia, carretera seca, buena temperatura... y unas rampas finales aptas para los más ligeros o los más en forma, ante las que Igor Antón se venía relamiendo en las jornadas previas. Pero una curva a izquierdas, de esas que se cierran a última hora, traicionó al jefe de filas del conjunto naranja. Sus huesos dieron con el asfalto y, aunque no tardó en volver a subirse a la bicicleta, el daño ya estaba hecho. Se había roto la clavícula izquierda y también sus sueños de gloria, que tan cerca estaba viendo en esta Vuelta.
Astana trabaja y Contador remata
La decimotercera etapa de la Vuelta 2008 tuvo un trío de escapados como protagonistas: Christophe Kern, del Ag2r, Matej Jurco, del Milram y Maarten Tjanllingii, del Silence-Lotto. Estos tres corredores tuvieron el permiso del gran grupo que, con Astana y Euskaltel-Euskadi asumiendo la capitanía del pelotón, limaban sus armas a la espera de la llegada de los momentos de la verdad.
Ese momento arribó en el Cordal. Las rampas se volvían exigentes. Cuando Kern se escapaba del trío cabecero, Astana tensaba el pelotón hasta cribarlo sobremanera en la cima del penúltimo puerto. La bajada hacia el Angliru debía ser la transición para que los mejores apretaran los calapiés -ahora sólo metafóricamente- y se repartieran los honores. Hasta que tales planes volaron por los aires cuando Igor Antón se cayó en una curva.
Pero la vida sigue y la Vuelta, también. Las primeras estribaciones del Angliru supusieron el punto final a la escapada del día, con un Astana que, de la mano de Paulinho y Rubiera, afinaba aún más el cedazo de la cabeza del pelotón. Entre esa élite no se encontraba, por desgracia, el jersey oro, el navarro Egoi Martínez.
A renglón seguido de que Rubiera levantara el pie, Levi Leipheimer atizó un buen latigazo que hizo ceder a Carlos Sastre, y que arrastró tras de sí a Contador y al trío de Caisse d'Epargne Valverde, Rodríguez y Dani Moreno. Moreno fue el primero en ceder y Sastre, veterano curtido en mil batallas, se acomodó a un buen ritmo que le acercó a la cabeza de la carrera.
Valverde miró por el retrovisor y dio toque de carga, arrastrando a Contador saltando como un rebeco y un sorprendente Purito Rodríguez. Leipheimer no podía más y era cazado por un Sastre que se despedía de las primeras plazas. Luego volvería a marcharse.
Los últimos kilómetros del Angliru fueron toda una exhibición de Contador. Probó a sus adversarios en un par de ocasiones hasta soltarlos, primero a Valverde y después a un Purito al que se le hizo muy largo el final de la etapa.
El último tramo del Angliru supuso un espectáculo grandioso. Contador y Valverde se retorcían ante una numerosa afición obsesionada en «sobar» a sus ídolos. La hinchada vio cómo el ciclista madrileño pegaba un puñetazo sobre la mesa de la Vuelta. De no haberse caído Antón en El Cordal, ¡quién sabe si la historia sería diferente!
El gran perdedor de la jornada de ayer fue Euskaltel-Euskadi. Se daba por perdido el maillot oro de Egoi Martínez, pero la caída de Igor Antón supuso un mazazo para todo el cuadro naranja. Así lo declaró Egoi Martínez en la meta de la cima del Angliru.
«Habíamos empezado el día con toda la ilusión del mundo, sabiendo que íbamos a perder el maillot oro pero que teníamos a un líder fenomenal y con ganas de hacer algo. Pero se ha ido todo al traste por un despiste en una curva en El Cordal. Era una curva a izquierdas que se cerraba, e Igor se ha roto la clavícula. Se ha ido contra el quitamiedos y esos golpes secos suelen ser fatales».
A. G.