El presidente del EBB, Iñigo Urkullu, acudió ayer al «Forum Europa-Tribuna Euskadi» con pocas ganas de hablar de la Ley de Consulta y la sentencia del Tribunal Constitucional. Y si lo hizo fue -según confesión propia- porque «no hacer referencia a los últimos avatares sería extraño para el morbo de muchos y muchas e interpretado a conveniencia». Pero quiso aclarar que «es otra la dedicación que el PNV y sus hombres y mujeres tentemos» y esperaba que así quedara claro a los asistentes a lo largo de su discurso. De lo que él quería hablar era de cuestiones económicas y presupuestarias y del «Think Gaur».

Además, durante la tertulia que siguió a su conferencia, se le preguntó si Juan José Ibarretxe volverá a ser el candidato del PNV a lehendakari. Urkullu afirmó que el proceso formal de designación no ha comenzado todavía y que primero «es un hábito el contar con las personas que están en las instituciones». Pero aunque aseguró que sentía «defraudar a quienes -en base a conjeturas, elucubraciones o cábalas que se estén haciendo en los medios de comunicación- estén pensando en una u otra cosa», lo cierto que con sus palabras pareció mandarle algún recado al lehendakari en lugar de dejar abiertos todos los escenarios futuros, .

Dijo, por ejemplo, que quieren «consultar con las personas que están al frente de las responsabilidades institucionales cuál es su situación, qué balance hacen y si se sienten con fuerzas o no». Hasta ahí, lo lógico. Pero además, el PNV quiere saber si sus responsables institucionales, el lehendakari sin ir más lejos, «creen que pueden desarrollar proyectos sin estar condi- cionados por el pasado», proyectos de futuro «en representación del PNV».

Si Urkullu pretendía evitar nuevas elucubraciones y conjeturas, lo cierto es que esa alusión a no estar condicionado por el pasado no hace sino echar más leña al fuego.

También lo hace la mención a que si bien la figura del candidato «es importante», también lo es «el proyecto que el PNV plantee en las elecciones, el contrato social que proponga», así como contar con «las personas que puedan representar mejor ese proyecto de contrato social que el PNV tiene que asumir como responsabilidad».

En cuanto a la continuidad del tripartito, Urkullu señaló que es «una fórmula» como «cualquier otra que el PNV ha experimentado en el pasado». Recordó que se llegó a ella porque el PSE dejó el gobierno de coalición con PNV y EA «construyéndose la política de trincheras». De cara al futuro, todo estará condicionado por los resultados electorales, los programas y la sintonía entre partidos.

El objetivo del PNV

El presidente del EBB comenzó su discurso asegurando que «el PNV va a seguir siendo el mismo partido responsable que siempre hemos sido a lo largo de nuestra centenaria historia». E hizo lo que definió como una declaración de principios: «Firmeza con inteligencia, sí. Enredarnos en un discurso según los intereses de unos y de otros ladrando a la luna, no. Ni olvido de los principios ni atajos que recorrer en solitario, nunca. Defensa firme e inteligente del autogobierno, siempre».

A esto añadió que «nuestro compromiso es el permanente y concienzudo trabajo con templanza, determinación y rigor, con sentido común e institucional. Reiterando nuestro objetivo fundamental: conseguir las mayores cotas de autogobierno posible en un horizonte de convivencia y al ritmo que la socie- dad lo demande».

Esta mención al «objetivo fundamental» del PNV, así como que en todo su largo discurso no haya una sola mención al derecho a decidir, no parece anecdótica.

Es preciso recordar que, según la ponencia política aprobada por Asamblea General el pasado mes de diciembre, a lo que el PNV aspira es «al reconocimiento político y jurídico de la nación vasca y a su participación, en pie de igualdad, en el concierto de las naciones». Y entre los principios ideológicos se destaca que «el objetivo es consolidar un marco político y jurídico en el que el sujeto colectivo del Pueblo Vasco en su integridad tenga afirmado y definido el derecho pleno a decidir su futuro político, el reconocimiento del derecho de autodeterminación y su consolidación en los textos políticos básicos que conformen la cúspide del ordenamiento jurídico existente».

Y «el reto de decidir» figura entre los más importantes de los definidos en la mencionada ponencia. E incluso en las concreciones de éste al ámbito de la CAV, nada se dice de competencias ni de cotas de autogobierno. Se recuerda que para el PNV «el nuevo Estatuto Político aprobado en el Parlamento Vasco en el año 2004 representa un activo político sobre el que trabajar, negociar y realizar nuevas aportaciones para, en su caso, alcanzar nuevos consensos que superen, en términos de apoyos democráticos y parlamentarios, los ya conseguidos».

Sobre la sentencia del Tribunal Constitucional anulando la Ley de Consulta, el presidente del EBB señaló que «buscaremos el menor resquicio para seguir avanzando en el autogobierno y en su desarrollo nor- malizado desde una convivencia política leal, y tengan por seguro que no vamos a renunciar a los principios que amparaban la Ley de Consulta». Una consulta «no vinculante», recordó, que en «modo alguno significa la subversión del orden constitucional».

«No entienden la co-soberanía»

Denunció Iñigo Urkullu que los firmantes del fallo «se han quedado en el siglo XIX. En su discurso no hay cabida para los conceptos actuales de cosoberanía. Para los miembros del Tribunal Constitucional PPSOE sólo existen el pueblo español, la nación española,... Son ellos los que sitúan claramente los campos: o España o Euskadi. Parecen no creer en la existencia de espacios para compartir. Daría la impresión de que hemos vuelto muchas décadas atrás».

Ante esta sentencia, y «una vez cerradas toda las vías jurisdiccionales internas», Urkullu señaló que ve «lógico y legítimo, tal y como dijo el lehendakari, el recurso a otras instancias supraestatales».

Y aquí es donde el presidente del EBB dejó otra novedad. Apuntó que el PNV está analizando como acudir «a las instancias pertinentes en Europa» y «hacerlo de manera responsable». Pero ya no habló directamente del recurso ante el Tribunal de Estrasburgo, sino que mencionó «la vía judicial» y también «la vía parlamentaria».

«La solución vasca»

Casi al final de su discurso, Iñigo Urkullu señaló que «no nos resignamos a seguir sufriendo las lacras del secular `conflicto vasco'. En Loiola demostramos que estamos muy cerca de la `solución vasca', que si queremos podemos».

A su entender, en aquellas conversaciones «demostramos que podemos entendernos y, de hecho, nos entenderemos en cuanto vuelva una situación propicia, pero si hay voluntad. Y, desgraciadamente, hoy ni PSOE ni PP ni el mundo radical la tienen con el PNV».

Para el presidente del EBB, «el primer y principal obstáculo para alcanzar esa solución» es «la ceguera de la llamada izquierda abertzale», aunque «tampoco ayuda la doblez de la política de Rodríguez Zapatero» ni el «neocentralismo» de su gobierno.