El fútbol vasco no está atravesando sus mejores años. Aspirar a ganar títulos con los presupuestos de los rivales, a día de hoy, es un sueño y resistir en la élite es una gran victoria. A su vez, cada vez son menos los jugadores vascos en clubes de Primera. Es evidente que Euskal Herria no puede competir en números con Brasil, Argentina o África a la hora de formar nuevos talentos, pero también cuenta con sus propios valores.

Los debuts de Iturraspe y Balenziaga con el Athletic y los goles de Aduriz y Barkero en la última jornada son un ejemplo. Cada gol del ahora delantero del Mallorca es una reivindicación ante los que a lo largo de su carrera han puesto en duda su capacidad. El donostiarra es un jugador que se ha hecho a sí mismo por su carácter luchador. Tuvo que salir por la puerta de atrás de Lezama para regresar como salvador y este verano le han vuelto a echar de malos modos.

Su caso se asemeja al de Joseba Llorente. Un futbolista que para algunos no valía para Primera, pero que con su fichaje por un equipo como el Villarreal deja en evidencia a esos grandes visionarios. Otro tanto ocurre con Barkero. Su golazo en el Bernabéu con el Numancia está al alcance de muy pocos. La calidad que atesoraba era conocida, pero en Donostia no supieron esperar y sacarle rendimiento.

Su gol coincide en un momento en el que la Real ocupa puestos de ascenso tras ganar al Murcia con ocho canteranos en el equipo titular. La capacidad de los jugadores formados en Zubieta ha sido puesta en duda por sectores de la afición txuriurdin, pero están respondiendo en el campo con su valía. Tambien en el Athletic se dan casos similares. En foros y conversaciones, se asegura que algunos jugadores han llegado a Primera por ser vascos y que si no nunca lo harían. Y es que muchos no saben valorar lo que tienen en casa.