Al Qaeda golpea de nuevo a EEUU en un país de importante peso geoestratégico
La embajada de Estados Unidos en Yemen volvió a ser ayer objetivo de un «sofisticado» -Washington dixit- ataque armado en el que murieron 16 personas, ninguna de ellas de nacionalidad estadounidense. La embajada, ubicada en la capital, Sanaa, fue asaltada por un comando que empleó primero armas automáticas y lanzagranadas para, posteriormente, hacer estallar un coche-bomba con la participación de al menos un activista suicida. La acción, que no llegó a afectar al edificio en el que se encontraba el cuerpo diplomático, se saldó con la muerte de los seis atacantes, de otros seis policías que protegían el edificio y de cuatro civiles.
Si el precedente más inmediato de este atentado es el ataque con granadas que sufrió la misma embajada en marzo pasado -en el que murió un policía yemení-, la dimensión y complejidad de la acción recuerda a la que, en octubre de 2000, acabó con la vida de 17 soldados estadounidenses en el destructor estadounidense «USS Cole», en el Golfo de Adén. Esta acción fue considerada como el primer gran golpe de la organización Al Qaeda a Estados Unidos, apenas un año antes de que se produjera el ataque múltiple del 11 de setiembre en territorio norteamericano.
De hecho, y aunque el atentado ha sido reivindicado por un grupo autodenominado Yihad Islámica de Yemen, tanto la Policía como la Casa Blanca apuntan a Al Qaeda. Esta organización mantiene una importante presencia en este país -el propio Bin Laden es de origen yemení-, que se traduce en acciones armadas de eco internacional. Entre ellas se cuentan la muerte de ocho turistas, varios de ellos vascos, en julio de 2007 por la explosión de un coche bomba en un yacimiento arqueológico, o el sangriento atentado con moto-bomba que causó 16 víctimas a la salida de una mezquita en mayo pasado. Pero la violencia tiene otras caras: las agencias de seguridad estadounidenses operan desde hace años con total libertad en el país y son frecuentes los atentados mortales «selectivos» contra presuntos miembros de Al Qaeda.
Este paisaje de violencia, unido a la pobreza extrema de la población y a sus fuertes tensiones internas por razones políticas y religiosas, identifican a este país como uno de los más inestables de una zona de fuerte peso geoestratégico. Toda una invitación para las ambiciones intervencionistas de EEUU.