«Entre un 30 ó 40 por ciento de escolares presenta disfonía, lo que conocemos como la ronquera o la voz tomada»
Otorrinolaringólogo del Hospital de Txagorritxu, Rafael García Sardón es el coordinador de la jornada técnica que hoy reunirá a distintos especialistas en el Palacio de Villasuso de Gasteiz para debatir sobre la voz infantil y las disfonías que resultan tan habituales a esas edades. La voz forma parte de la personalidad de cada persona, pero en esta etapa no siempre es así.
Joseba VIVANCO |
Desde hace unos años funciona en el hospital gasteiztarra de Txagorritxu una Unidad de Patología de la Voz, cuyos responsables vienen observando desde hace tiempo un problema que parece que va en aumento. Hablamos de la llamada disfonía infantil. Dirigida a educadores, profesores de canto, logopedas, foniatras, ORL y pediatras, el Palacio de Villasuso acoge hoy una jornada dedicada a esta problemática. De ello hablamos con Rafael García Sardón.
¿De qué estamos hablando exactamente cuando nos referimos a la disfonía infantil?
La comunicación tiene cada vez más importancia en nuestra sociedad y dentro de ella la oral. Desde hace un par de décadas, además, la voz infantil viene siendo objeto de estudio y atención. Y lo que estamos detectando desde hace un tiempo es que a nivel escolar, entre un 30 ó 40% de esa población infantil presenta disfonía. Por disfonía se entiende una voz alterada, lo que se conoce como la ronquera o la voz tomada, y cuya causa más frecuente son los nódulos.
¿A qué edad suele aparecer?
En los pacientes en edad pediátrica desde que comienzan a hablar hasta la adolescencia, cuando a la vez que la pubertad ocu- rre la muda vocal y pasan a la voz de adultos.
Entonces, asumiendo que uno de cada tres escolares sufre disfonía, la frase tan recurrida de que ya le cambiará la voz cuando crezca, ¿qué tiene de cierto?
Tiene su parte de verdad. La ronquera es muy frecuente, porque el niño trata de hablar más alto que los demás para imponerse. Pero sí es cierto que en la gran mayoría, cuando se llega a la adolescencia y se produce el cambio vocal, esa ronquera desaparece. Lo que se trata al abordar la disfonía es ayudar a los que presentan problemas importantes para que no haya secuelas de adultos. Unos pueden precisar tratamiento y a otros con unas simples normas de higiene vocal les puede bastar.
Apunta usted lo de hablar más alto que los demás. ¿Es la causa de la disfonía infantil?
En la gran mayoría de los casos así es. Es más, se ha comprobado que a nivel urbano el índice de disfonía, seguramente por la contaminación sonora y el esfuerzo por vencer el nivel de ruido, es mayor que en el rural.
Estamos entonces ante una patología que, los especialistas constatan, va en aumento.
Quizás lo que va en aumento es la concienciación por parte de los profesionales y de los propios padres. Pero yo lo que creo es que también es una enfermedad de la civilización, y me explico. Supongo que en África estarán más preocupados por las enfermedades infecciosas, por las diarreas, y aquí por otros temas como puede ser éste.
La pregunta que se harán las familias es cuándo acudir al especialista. ¿Qué síntomas deben alertarles?
Los detectores de la disfonía se dan en el ámbito escolar, los maestros, los profesores de música... Digamos que una disfonía que persiste durante más de dos o tres semanas y no tiene una causa justificada, en principio debería ser consultada con el pediatra para que lo evalúe y lo derive al especialista.
La otra cuestión es si estos problemas tienen una fácil cura.
En principio es abordable y tratable. En muchos de los casos, con una higiene vocal es suficiente, como cuidar la emisión de sonidos o utilizar bien la laringe. En otros, puede necesitar tratamiento logopédico, un reeducador de la voz, mientras que en muy pocos casos, tratamiento quirúrgico.
Otro problema que se observa en escolares es esa voz que llamamos «de pito». ¿Es también un problema a tratar?
Es algo más complejo. Los niños tienen voz aguda o de pito unos más que otros. El problema es cuando no pasa a voz de adulto, más grave, a su debido tiempo y persiste esa voz aguda «de pito».
«Digamos que una disfonía que persiste durante más de dos o tres semanas y no tiene una causa justificada, en principio debería ser consultada con el pediatra»