Ya se consumó la tercera ilegalización en sólo una semana. A los tribunales españoles no se les puede acusar de pereza, por lo menos cuando juzgan a las vascas y vascos, ¿verdad?

Y después de perpetrado el desmán, a «El País» le toca explicarlo. El editorial de ayer se puede guardar como una auténtica joya. Según el editorialista, «estas ilegalizaciones, como la de las Gestoras pro Amnistía por la Audiencia Nacional esta misma semana, forman parte de la dinámica de acoso judicial al mundo de ETA impulsada tras la oficialización, en junio del año pasado, de la ruptura de la tregua». Y luego dirán que no hay «impulso político». Es para mondarse.

Pero, por si no estaba claro, advierte el editorialista que «los indicios de que Batasuna había colonizado ese viejo partido para burlar la ley (ahora se refiere a ANV) eran abrumadores, y aun así el Gobierno y la fiscalía sólo instaron la ilegalización de la mitad de sus listas. Se invocaron para ello razones jurídicas, aunque era obvio que la decisión estaba condicionada por el deseo de evitar la ruptura definitiva de la ya agonizante tregua». Más impulso político.

Y reconoce el autor de la pieza que «es evidente que, además de incoherente jurídicamente (un partido no puede ser en parte legal y en parte ilegal), fue un mal cálculo. Sin embargo, tuvo la virtud de evidenciar (especialmente ante las bases de Batasuna) que la razón de la ruptura no fue la intransigencia del Gobierno; y que no son las ideas independentistas, sino la incapacidad para desligarse de quienes tratan de imponerlas violentamente, lo que marca la frontera entre legalidad y prohibición». ¡Ésta es de las buenas!

Supone el editorialista de «El País» que la izquierda abertzale está de retirada y proclama que, además de la puritita represión, «la otra condición para que la disidencia se torne un día en desbandada es que el nacionalismo gobernante extienda su indudable rechazo a ETA al frente político de la banda». Ya ven que son insaciables. Haría bien el resto de los abertzales en recordar el más popular de los versos de Bertolt Brecht: «...hoy han venido a por mí».