Hada urbana de clase media
«Happy-Go-Lucky»
Koldo LANDALUZE
Sinceramente, no sé que es peor en su última etapa: Mike Leigh en clave dramática o cuando experimenta con la comedia. “Todo o nada” y “El secreto de Vera Drake” evidenciaban un obligado cambio de registro en un autor que, a través de estos dos títulos, incidía en el trazo grueso a la hora de adentrarse en la siempre vapuleada clase media británica. Por ese motivo, no parecía extraño que Leigh hubiera optado por abrir la ventana para ventilar su cada vez más avinagrado discurso social. El resultado de esta saludable declaración de intenciones es este filme que, personalmente, me parece mucho más preocupante que los dos citados antes porque confunde la vitalidad con un infantilismo. Todos los males que atesora esta experiencia se concentran en la presencia de una profesora de Primaria cuyo particular código vital parece heredado de una Mary Poppins sin corsé.
Reconvertida en una especie de variante –en clave de clase media británica– de la inimitable Amelie Poulain, nuestra singular profesora de Primaria se limita a reír y no callar en todos y cada uno de los capítulos cotidianos que componen este mosaico de vitalidad agotadora. Cada vez que la temible protagonista da rienda suelta a su júbilo eterno, a un servidor le daba por hincar las uñas en la butaca del Victoria Eugenia por que no es normal que este personaje luzca en todo momento una sonrisa que haría palidecer al mismísimo Joker. Además de improbable –¡nadie la manda callar!–, resulta muy insano el prototipo de alegría que descarga la actriz Sally Hawkins en su cometido de repartir alegría entre aquellos que la rodean o tienen la mala suerte de cruzarse en su camino; incluidos el inquietante profesor de autoescuela –no me extraña que enloquezca– y la profesora de flamenco –lo mejor de la película–. Para colmo de males, Leigh se empecina en seguir queriendo ser fiel a un modelo cinematográfico social y se saca de la manga a un incomprensible sintecho y a un niño violento marcado por su traumática vida familiar. En definitiva, qué lejos queda “Secretos y mentiras”.