Rusia se niega a debatir en el P5+1 sobre Irán y la crisis del Cáucaso ya se nota en la ONU
Tras el aviso de la AIEA sobre la negativa de Teherán a cesar en sus actividades de enriquecimiento de uranio y la afirmación de Estados Unidos de poseer pruebas de que Irán ha realizado estudios sobre la fabricación de bombas atómicas -si bien se niega a facilitar esas supuestas pruebas incluso a la AIEA-, los «occidentales» del llamado P5+1 habían previsto una reunión, que pretendían celebrar mañana, para aumentar las presiones contra Irán. Sin embargo, Rusia no ve ninguna urgencia para discutir sobre el programa nuclear iraní al margen de la Asamblea General de la ONU y, como consecuencia, la reunión ha quedado anulada. En una cuestión de intereses que deciden qué países pueden desarrollar programas nucleares con fines militares y cuáles no, Rusia había mantenido una actitud contemporizadora; así, había ido atrasando la construcción de una central nuclear en Irán cuya concesión tiene, pero después del estallido del conflicto del Cáucaso, anunció su intención de llevar a cabo el proyecto, como aviso de que no está dispuesta a plegarse a la agenda occidental. La postura adoptada ayer por ese país evidencia que la crisis abierta en Georgia ya se deja notar en la ONU.