Jonathan Demme, aún sin terminar
Iratxe FRESNEDA
Aún sin terminar. Podría ser una osadía para cualquier otro, pero no para Jonathan Demme. La cinta la completa el auditorio, los ojos y los oídos de los allí presentes observan anonadados la energía que desprende un Neil Young esplendoroso, maduro, sabio. Resulta hipnótico observar su movimientos, como hace sonar la guitarra. Parece que estemos un poco más cerca de él, como si estuviera aquí y ahora. La pantalla desaparece, parece un concierto en directo. Mezclando las diferentes texturas que ofrece el filmar en vídeo u en cine, Demme se recrea en la fuerza de la música que emana la banda y el público «de laboratorio» que ha disfrutado de la cinta en el Kursaal se lo ha agradecido. Cada cierto tiempo y en el momento justo los aplausos irrumpían en la sala, la gente tarareaba las canciones. La cinta, aún sin terminar. Suenan «Ambulance blues», «No Hidden Path», «Hurricane»... el tiempo se detiene, es un placer para los sentidos. Él es un soñador, su música es un sueño. La cámara capta la esencia del músico que se esconde tras una camisa blanca manchada de pintura. Sus melodías suenan en medio centenar de películas. Con Jim Jarmusch y Jonathan Demme mantiene una relación especial. Para «Dead man», compuso la banda sonora y en Philadelphia suenan sus canciones. Y si él les dio su música ellos le han correspondido con sus imágenes. Jarmusch nos encandiló con «Year of the horse», después fue Demme con «Neil Young: Herat of gold». El chico del corazón de oro, además de «pasarse las noches soñando con películas», también las diri- ge. Bajo el seudónimo de Bernard Shakey ha firmado «Journey Through the past» o «CSNY/Déjà vu». El presidente el jurado de Zinemaldia presentaba en persona «Neil Young trunk show: scenes from a concert», Olaziregi le acompañaba, el público les aplaudía, Demme daba las gracias. Gracias a usted por esta «pequeña» película.