Una ucraniana en Trieste
«La desconocida»
Tornatore vuelve a servirse de la música de Morricone para plantear un drama intenso, sobre el problema de las mujeres inmigrantes que tratan de rehacer su vida dentro de la legalidad.
M. INSAUSTI | DONOSTIA
Giuseppe Tornatore sigue haciendo películas muy interesantes, sin depender del éxito internacional que en su día lograra con «Cinema Paradiso», a pesar de que nunca faltan los que le exigen algo parecido, de la misma manera que achacan al resto de cineastas italianos actuales no ser capaces de llegar al nivel de los clásicos. Ajeno a tanta presión, su propuesta puede ser calificada de interés europeo, en cuanto que refleja ciertos aspectos humanos derivados de la inmigración. El título elegido ya indica la dificultad que supone la integración en un nuevo país para aquellas personas que, bien a causa de la barreras idiomáticas y culturales o bien por verse obligados a desenvolverse dentro de la ilegalidad, no pueden darse a conocer o relacionarse de forma normal.
«La desconocida» tiene como protagonista a una mujer ucraniana que intenta rehacer su vida en Trieste, donde entra al servicio de una familia de joyeros. Pero su pasado traumático la persigue, ya que fue obligada a prostituirse y a engendrar hijos destinados al tráfico de bebés. Tornatore retrata el dilema de los seres anónimos que difícilmente pueden escapar a una situación de marginalidad, al estar condicionados por el desarraigo. La sociedad que les acoge se encuentra con serias dificultades para juzgar sus actos o para comprenderlos.