Nada es tan obvio, parece. Consideramos una obviedad aquello que damos por conocido por los otros en la misma medida que por nosotros. Repetir lo obvio puede ser muy saludable. Las obviedades vienen cargadas de acercamientos a realidades muy tozudas.

Se quieren pasar por el arco del conformismo la obviedad de que actualmente existe censura. Hay opciones políticas censuradas, calladas y criminalizadas. Pero, ¿está libre y sin censura el territorio cultural y artístico? Los que llevan un censor en sus genes o en su puesto de funcionario, lo negarán. A Leo Bassi le acaban de quitar de la programación de un festival en Murcia que lleva la etiqueta de «alternativo». Con contrato firmado para hacer su «Bassi Bus», había estado viendo el recorrido, contactando con movimientos sociales, y de repente, desde la Consejería de Cultura, lo mandan retirar, lo que provoca (cosa rara y plausible) la dimisión inmediata del director del festival.

Pero sigue el barullo, y aparece un manifiesto de apoyo al consejero, firmado, supuestamente, por numerosos grupos, entidades y personas, que resultó ser falso. Lo que no hace más que verter más sospechas sobre un acto tan obvio de censura, que debería ser tratado penalmente sin zarandajas ni adornos semánticos. La respuesta del mundo de la cultura a estos zarpazos a las libertades deja mucho que desear, por lo que remarcamos otra obviedad: mostrar tibieza a una censura a Leo es el permiso para que te censuren a ti.