Maite SOROA | msoroa@gara.net
El gozo y el pozo
Lo de los pensadores del periodismo hispano no tiene remedio. Tan pronto se muestran eufóricos y afrancesados, como abatidos y germanófilos -que es una forma de odiar a Francia- en función de los resultados de su combate contra los abertzales
Ayer José Antonio Vera, en «La Razón» se felicitaba por la última redada en Ipar Euskal Herria: «Afortunadamente, Francia y Sarkozy están siempre ahí, prestos a echarnos un cable en la lucha contra el terror etarra».
Aunque a renglón seguido tuviera que matizar: «Otra cosa es que la detención de la cúpula batasuna del país vecino tenga largo recorrido».
Sobre sus anhelos no dejaba dudas: «Esperemos que así sea, pues será señal de que estos activistas se dedicaban a algo más que a la mera acción política».
Y el pensador reconocía a continuación que «el problema está en que Batasuna no es un partido ilegal en Francia, y será complicado mantenerlos entre rejas por el simple hecho de pertenecer a Batasuna». Ya empieza a desvanecerse el sueño.
Despierto ya, Vera se da un baño de realismo: «Es cierto que los políticos se inquietan sobremanera cada vez que hay que responder a un atentado de la banda asesina. Y a veces da la sensación de que se desarticulan comandos y cúpulas con gran facilidad, como si estuvieran esperando a que pasara algo para hacerlo. Pero quizás por eso hay quien a veces duda de la auténtica relevancia de estas operaciones de respuesta. En alguna ocasión hasta se llegó a decir que había caído la cúpula de la banda, cuando en realidad se trataba simplemente del aparato político». Todo su gozo, en un pozo.
Pero no se resiste y saca el hombre fuerzas de flaqueza para no desesperarse y vuelve a insistir: «No cabe duda de que las detenciones de ayer son importantes. Ojalá que estos individuos capturados por la Policía del país vecino, en una rápida y ágil operación coordinada por Michele Alliot-Marie y Rubalcaba, sirva para llevarnos a la cabeza real de la organización separatista. Ésa sí que sería la gran noticia que todos esperamos». O sea, que tampoco era para tanto. Son así.