Hace tiempo que dicen que la familia tradicional esta en crisis. Yo mas bien creo que siempre lo estuvo. Y en tiempos de crisis, buenos son los divorcios y... ¡las películas! Porque si nos ponemos a hacer balance descubrimos que en la mayoría de las cintas proyectadas durante Zinemaldia las familias «con problemas» son protagonistas.

Y si no lo son directamente lo son por accidente. Es mas, si una sociedad atraviesa momentos de cambio, estos cambios afectan para bien y para mal a sus instituciones, entre ellas a la familiar. Y lo que pasa en las familias llega a los lugares de trabajo, a la calle y a las escuelas. «La clase» es la cinta ganadora de la palma de oro en Cannes. Dirigida por Laurent Cantet y escrita y protagonizada por Françoise Bégaudeau, refleja de un modo sutil y verista al mismo tiempo los conflictos derivados de la integración de las diferentes culturas en la escuela.

El retrato sociológico que dibuja el equipo de Cantet en la película nos muestra una historia que sucede durante un curso escolar en la clase de un instituto parisino. Mediante una realización de esas que parecen transparentes pero en la que el trabajo de montaje ha sido minucioso, nada parece escaparsele a la cámara. Una cámara que filma las actuaciones de actores amateurs, adolescentes, capaces de dar una lección de naturalidad a mas de un actor veterano. La historia tiene de apasionante lo que la vida real, el director apenas nos da tregua para poder escaparnos de la historia y pensar en nuestros propios asuntos de familia. Una familia que parece algo alejada en nuestros días de las necesidades de los adolescentes que se encuentran solos ante situaciones difíciles de resolver por sí mismos. Y aquí entra el papel del profesor, que a veces sustituye a la familia durante demasiadas horas al día.

Los asuntos de familia pasan a ser asuntos que incumben a los demás, que acaban salpicándonos a todos, que se convierten en películas.