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David Benioff se adentra en el sitio de Leningrado con «Ciudad de ladrones»

Concha BARRIGÓS | MADRID

El ritmo de trabajo frenético que lleva David Benioff ha conllevado que el relato sobre el sitio de Leningrado por los nazis que comenzó a escribir en 2000 no lo haya concluido hasta ahora. En medio ha hecho los guiones de «Troya» y «Brothers» y ha visto cómo su primera novela «La última hora» era adaptada al cine por Spike Lee.

«No es que haya tardado tanto tiempo en escribirla, es que entre que se me ocurrió y empezar a redactar estuve cinco años investigando y recopilando información y otros tres poniéndola en pie, además de hacer guiones», explica el escritor neoyorquino.

«Ciudad de ladrones» es una historia sorprendente, a ratos sobrecogedora, pero en última instancia tierna. Narra la historia de dos adolescentes, Lev y Kolya, enviados en misión suicida para encontrar una docena de huevos en el momento en el que vivían el sitio de Leningrado.

«Muchas cosas han ido cambiando desde que en 2000 escribí la primera frase. Los personajes han ido evolucionando a lo largo de este tiempo. Que uno, Lev, fuera medio judío no estaba pensado desde el principio; tampoco que Kolya fuera un desertor. Se trataba de ver un poco cómo funcionaban los personajes», analiza.

Su libro no sería el mismo si no hubiera leído «¿Por quién doblan las campanas?» de Ernest Hemingway y no hubiera tenido para su labor de investigación la que considera la obra maestra en inglés sobre el sitio de Leningrado, «Los novecientos días», de Harrison Salisbury, y «Kaputt», de Curzio Malaparte.

Todo lo que cuenta es ficción, aunque haya quien siga creyendo que es la historia de su abuelo y que con el libro homenajea su memoria. «La gente cree lo que quiere creer», sentencia. El relato, con giros de acción trepidantes muy propios del lenguaje cinematográfico.

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