«Cerrado este frente, nos centraremos en la implantación del puerta a puerta»
Desde que ostenta la presidencia de la Mancomunidad el vertedero de San Marcos ha sido uno de los mayores quebraderos de cabeza y un obstáculo a la hora de llevar a cabo el «cambio de estrategia» en la gestión de residuos que anunció el nuevo gobierno. El acuerdo alcanzado con el Consorcio de Residuos de Gipuzkoa ha dado pie a la derivación de los residuos a otros vertederos.
Desde el viernes los residuos que se depositaban en el vertedero de San Marcos están siendo derivados a otras plantas del territorio, gracias a un convenio acordado con el Consorcio. Tal y como subraya Ricardo Ortega (EB), ha sido un acuerdo alcanzado en «condiciones difíciles y unas relaciones teñidas de cierto conflicto». Ahora, el objetivo es apoyar a los municipios que se sumen a Usurbil, que en breve comenzará el proceso para implantación de la recogida puerta a puerta.
Acaban de dar el visto bueno al convenio, pero ¿cómo lo valoran? ¿Ha cumplido con sus expectativas?
Nosotros hacemos una valoración altamente positiva. Con este convenio podemos poner fin al capítulo del vertedero de San Marcos, que responde a un modelo de gestión de residuos del pasado. A partir de la aplicación del convenio y que se consiga la derivación al 100% de los residuos urbanos a los demás vertederos del territorio se pondrá en marcha el proceso definitivo de cierre, sellado y clausura. Para ello, este mismo año encargaremos el proyecto técnico que reviste de bastante complejidad. Esperamos que a lo largo del año que viene estará disponible y pasaremos a su ejecución. Posteriormente, vendrá un largo periodo de 30 años en el que hay que llevar a cabo un proceso de seguimiento y vigilancia.
Lo cierto es que el cierre del vertedero ha sido la espada de Damocles del actual gobierno de la Mancomunidad.
Limitándonos al tema del vertedero, si bien la actuación tendente al cierre del vertedero se enmarca dentro de un conjunto de actuaciones y en la perspectiva global unas instituciones y otras tenemos enfoques y planteamientos distintos en cuanto al modelo de gestión de residuos, yo creo que el cierre del vertedero era un objetivo compartido por todos. Es por ello que ha sido posible este acuerdo en unas condiciones difíciles y una relaciones teñidas de cierto conflicto.
Las negociacionees no han estado exentas de presiones, ¿cómo valora la actuación del Consorcio y de las restantes mancomunidades en este sentido?
Ésta es una cuestión solventada. Durante tiempo se nos presentó un texto de convenio, lo que se denominaba Convenio de Ratificación de las Aportaciones de la Mancomunidad al Consorcio de Residuos de Gipuzkoa. Nosotros estuvimos haciendo gestiones para conseguir que pudiéramos hacer esa aportación pero a través de un convenio que en lo teórico fuera neutro. Apeamos del texto determinadas expresiones y valoraciones de manera que cada uno pudiera firmarlo y, a la vez, ser coherente con su postura.
Cuando tomaron su cargo, el nuevo gobierno anunció un «cambio de estrategia» en cuanto al modo de gestionar los residuos, ¿en qué medida se han visto limitadas sus aspiraciones?
Cualquier entidad o administración siempre tiene limitaciones, porque es lo que caracteriza la gestión administrativa y económica. Aun así, llevamos tiempo trabajando elaborando una estrategia de fomento de la recogida selectiva que es en la que a partir de ahora, cerrado este frente de conflicto y cierto desgaste, nos centraremos implantándolo con carácter de experiencia piloto en Usurbil. A partir de ahí y a la vista de los resultados, van a ser más los municipios que planteen sumarse a esta estrategia. Nuestra prioridad es un sistema, que como hemos contrastado, funciona a plena satisfacción en varios municipios catalanes. Consiste en la recogida de las distintas fracciones en base a un calendario. Cuanto de forma más personalizada se haga es mejor.
Además de Usurbil, ¿qué otros municipios se podrían sumar a esta iniciativa?
Nos consta que hay otros ayuntamientos que tienen una actitud positiva con la recogida puerta a puerta, pero las cosas llevan un ritmo y lo normal es que nos centremos en la experiencia de Usurbil.
Ésa es una decisión municipal, pero ¿en qué manera ayudará la Mancomunidad a las localidades que quieran implantar el sistema puerta a puerta?
Nuestra labor será complementar el esfuerzo de ese ayuntamiento que inicie el sistema de recogida técnica y económicamente en función de qué infraestructuras de tratamiento se necesiten. En los presupuestos de la Mancomunidad tenemos unas partidas previstas para hacer inversiones con este destino. Les ofreceremos el asesoramiento técnico que precisen.
Sin embargo, parece que las instituciones pro-incineración tienen mucha prisa por construir la planta cuanto antes.
Sean cuales sean los sistemas de tratamiento final, vertedero o incineradora, lo más relevante no es cuál es el eslabón final de la gestión de residuos, sino el eslabón inicial, el sistema de recogida y que éste se traduzca en unas tasas de recuperación, reciclaje y compostaje cuantas más altas mejor. No nos debiéramos distraer de nuestro objetivo que no es más que implantar la gestión más eficiente. La experiencia nos hará reflexionar y demostrará que un esfuerzo inicial en el sistema de recogida se traduce en unos resultados globales beneficiosos. Sea cual sea el grado de implantación que podamos tener durante nuestro mandato, habrá unos resultados y entiendo que el Consorcio y la Diputación, que son los que de alguna forma tienen a día de hoy como inevitable la construcción de la incineradora, pueden plantearse todo el esquema que están diseñando. Salvo fanatismos, todo el mundo tiene que ser sensible al análisis de la realidad y de los datos que se vayan produciendo.
Pero, una vez construida la planta incineradora, ¿considera que se replantearán el sistema de gestión de residuos?
La previsión es que no pueda estar en funcionamiento antes de 2013 y en estos cinco años esperamos que se puedan dar bastantes acontecimientos en lo que a nosotros nos respecta, fundamentalmente en la implantación de la estrategia de fomento de la recogida selectiva. Tal vez se me tache de iluso o de excesivamente optimista pero yo creo que en materia de reciclaje y compostaje el propio Consorcio y la Diputación en el propio Documento de Progreso hablan de unos objetivos de mínimos y, si alguien les demuestra que esos objetivos son fácilmente superables, han de estar abiertos a reconsiderar su posición.
Otro tema es que las tramitaciones que deben hacer para poder ejecutar la incineradora están salpicadas de recursos y los tribunales también tendrán que decir algo. Éste es un frente que también puede ser productor de noticias y condicionamientos.
Otro de los grandes esfuerzos de la mancomunidad y de los municipios será la sensibilización de los vecinos y vecinas, ¿es usted optimista?
Está por ver. Esta estrategia de fomento de la recogida selectiva y sistemas de puerta a puerta sólo resultarán exitosas en la medida en que haya una implicación de los ciudadanos. Tiene que haber un convencimiento de que hay un problema, al que se le puede poner remedio y que requiere de que cada uno haga el esfuerzo que está en su mano. El tema es costoso porque requiere de unos sistemas de participación ciudadana reales que hagan que las decisiones sean acordadas. Yo intuyo que la ciudadanía se implicará. Lógicamente, hay sectores muy sensibilizados y otros que están más ajenos a la problemática de las basuras, con los que habrá que trabajar más.
Maider EIZMENDI |
«Lo más relevante no es cuál es el eslabón final de la gestión de residuos, sino el eslabón inicial, el sistema de recogida y que éste se traduzca un unos buenos resultados».
«Si alguien les demuestra que los objetivos de reciclaje y compostaje que han marcado son fácilmente superables, han de estar abiertos a reconsiderar su posición».
«Yo considero que la ciudadanía se implicará y hará el esfuerzo que está en su mano para poner remedio al problema actual que tenemos con los residuos».