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MANIFESTACIÓN EN BILBO

Más de 25.000 personas exigen libertad en las calles de Bilbo

La exigencia al PSOE para que ponga término al «estado de excepción» que ha impuesto en Euskal Herria fue refrendada por más de 25.000 personas durante la manifestación que ayer recorrió las calles de Bilbo en respuesta al llamamiento realizado por el movimiento pro amnistía hace dos semanas. Denunciaron que el Gobierno español está realizando una utilización política de la violencia para arremeter contra la disidencia política y auguraron tiempos difíciles, aunque insistieron en la necesidad de seguir trabajando y luchando en la construcción nacional.

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Gari MUJIKA | BILBO

Miles de personas respondieron ayer en Bilbo a la convocatoria del movimiento pro amnistía para hacer frente a la embestida represiva con la que Madrid y París han iniciado el nuevo curso político. Unos envites que, tal y como denunciaron, no ha conocido límite ni fin en las últimas semanas, siguiendo la misma línea con la que han trabajado los estados español y francés en las últimas décadas respecto a Euskal Herria.

La marcha, que partió de Aita Donostia, estuvo encabezada por una pancarta, con el lema «Salbuespen egoerari aurre eginez... Euskal Herriak askatasuna», que sostenían varias caras conocidas de la política del país. Algunos, como el caso de Josu Beaumont y Jagoba Terrones, recientemente condenados por la Audiencia Nacional española por militar en el movimiento pro amnistía; junto a ellos, el presidente de EAE-ANV, Kepa Bereziartua, histórica formación que ha sido colocada fuera de la legalidad española hace escasas semanas.

Cuando la cabecera de la manifestación rozaba las escalinatas del ayuntamiento de Bilbo, la cola de la marcha todavía se encontraba un par de bocacalles más atrás que la plaza Zabalburu. Según el recuento realizado por GARA, más de 26.000 personas secundaron la convocatoria. Durantre la marcha se repitieron los gritos contra el PNV y en exigencia de la repatriación de los prisioneros políticos vascos. Hacia ellos tuvo el primer recuerdo Lander Etxebarria, encausado en el sumario contra Udalbiltza, cuya vista judicial en el tribunal especial español comenzará en breve.

Un sentido abrazo

Etxebarria, que después de los sones de la txalaparta y los bertsolaris tomó la palabra junto con el represaliado político Anjel Alcalde, mandó un sentido abrazo «a todos los que en las últimas semanas han sido objeto de la represión y a todos nuestros hermanos y hermanas que los estados español y francés mantienen presos».

Etxebarria y Alcalde, en euskara y castellano, intercalaron la denuncia con una retrospectiva de las actuaciones represivas que vienen condicionando la vida política de las últimas semanas. Alcalde concluyó que «el PSOE está demostrando que está dispuesto a llevar hasta el fin la cruzada contra los que trabajan construyendo Euskal Herria». Y como exponente de ello, recordó que un sector de la sociedad ya no puede participar en las elecciones, ni hay libertad de expresión, reunión y opinión para ellos, menos teniendo en cuenta que se trata de un Estado «que ha cerrado dos periódicos y una radio y encarcela a periodistas». A renglón seguido, sentenció que «en Euskal Herria no hay democracia. Aquí se llama terrorista al que trabaja por la democracia, y demócrata al torturador».

Ambos insistieron en que si Madrid emplea la represión es porque quiere vetar el paso de este país hacia un nuevo marco, «quieren hacer creer que el cambio político es imposible». Entienden que Madrid fija como objetivo extender «el miedo y la desesperación» en Euskal Herria, y que la represión ha sido, es y seguirá siendo la principal herramienta para ello. Así, citaron los últimos operativos contra jóvenes independentistas, con el claro mensaje de que eso será lo que vendrá de Madrid para todos los vascos que se organicen y luchen por el país.

«Extender el miedo»

Los dos oradores tampoco dejaron pasar la ocasión para recordar que la estrategia represiva que se vive en las calles y pueblos de Euskal Herria tiene continuidad en la política penitenciaria, al instaurar de facto la cadena perpetua o la criminalización de los ex presos políticos.

Denunciaron que el Gobierno del PSOE sigue ahondando en las ilegalizaciones mientras «muestran intenciones de seguir torturando salvajemente». «Rubalcaba y Zapatero están haciendo una utilización política de la violencia; primero, para sacar toda la información política posible a los detenidos y, luego, para extender el miedo entre la ciudadanía vasca», apostilló Alcalde.

El discurso de ambos incidió en que, de la misma forma que han impuesto medidas excepcionales en las prisiones, también pretenden eliminar las muestras de solidaridad hacia los represaliados. «Han convertido en delito la denuncia de la tortura, porque quieren seguir torturando. Han convertido en delito la democracia, porque quieren seguir con este estado de excepción», añadieron.

Recordaron además que, a pesar de la crudeza con la que muestra su rostro la represión en estos momentos, Euskal Herria ha conocido estas situaciones en otras etapas; desde el franquismo más oscuro hasta la guerra sucia, el plan Zen, la dispersión o la intruducción de la heroína para aniquilar a la juventud vasca rebelde en los años ochenta.

Etxebarria auguró que vendrán tiempos difíciles, con más sufrimiento, pero hizo hincapié en la dignidad que, a su juicio, reside en el proyecto y la lucha de la izquierda abertzale; dignidad que es la que, según indicó, pondrá freno a la represión y desbrozará el camino hacia la libertad de Euskal Herria.

RECUENTO

Según el recuento de GARA, fueron 26.250 los que participaron en la marcha. Cuando la cabecera de la manifestación llegó al ayuntamiento, la cola de la manifestación aún no había alcanzado la plaza Zabalburu.

Democracia

«En Euskal Herria no hay democracia. Aquí se llama terrorista al que trabaja por la democracia, y demócrata al torturador», afirmó el ex refugiado político Anjel Alcalde.

Réditos políticos

En el acto político acusaron directamente a José Luis Rodríguez Zapatero y a Alfredo Pérez Rubalcaba de ser responsables de la «utilización política de la violencia».

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