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Marlaska envía a prisión a tres jóvenes bajo incomunicación

Fernando Grande-Marlaska decretó ayer la puesta en libertad del barañaindarra Mikel Flamarike, mientras que envió a prisión a Gorka Sueskun, Ibai Azkona e Iker Araguas. El juez del tribunal especial español no sólo impidió que los jóvenes declararan asistidos por un abogado de confianza, sino que incluso les mantiene incomunicados una vez enviados a prisión.
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Asier VELEZ DE MENDIZABAL |

Los jóvenes iruindarras Gorka Sueskun, Ibai Azkona e Iker Araguas fueron ayer enviados a prisión por el magistrado de la Audiencia Nacional española Fernando Grande-Marlaska, mientras que Mikel Flamarike fue liberado, aunque deberá cumplir diversas restricciones judiciales.

El magistrado acusó a los encarcelados de sendos delitos de «integración en organización terrorista» -por su presunta vinculación con la organización juvenil Segi-, «estragos terroristas» y «posesión de sustancias incendiarias con fines terroristas».

A pesar de decretar su ingreso incondicional en prisión, Grande-Marlaska no levantó la situación de incomunicación a los jóvenes, que entrada ya la noche todavía no habían podido recibir la visita de sus familiares. Según apuntaron agencias españolas, el juez habría decidido mantenerlos en esa situación hasta la madrugada del domingo, apurando al límite de esa manera el periodo de cinco de días de incomunicación que prevé la «legislación antiterrorista».

Por tanto, a pesar de haber prestado ya declaración ante el juez e ingresar en la madrileña cárcel de Soto del Real, Sueskun, Araguas y Azkona no pudieron reunirse con su abogada de confianza ni con los familiares que se desplazaron hasta la capital española. Tampoco les permitieron hacerles entrega de la ropa y enseres personales que les habían llevado.

En cuanto a la situación del barañaindarra Mikel Flamarike, pese a que no le fue impuesta ninguna fianza para eludir la cárcel, deberá acudir a comparecencias semanales en el juzgado, tiene prohibido abandonar el Estado español y la obligación de comunicar al tribunal especial si cambia de domicilio.

Obligado a declararse culpable

Más allá de las acusaciones genéricas mediante las cuales Grande-Marlaska ordenó el ingresó en prisión de los tres jóvenes de Iruñea, todavía no se ha dado a conocer que actos concretos se les imputa. Sin embargo, en el caso de Mikel Flamarike, al quedar en libertad, el joven dio a conocer los pormenores del periodo que permaneció cautivo en manos de la Policía española. Así, denunció que los agentes trataron por todos los medios de que reconociera su autoría en una acción de sabotaje de un transformador eléctrico que tuvo lugar durante el transcurso de las fiestas patronales de Barañain de este mismo año. Ante las presiones y los malos tratos que recibió por parte de sus captores, Flamarike terminó declarándose culpable de ello en dependencias policias, pero una vez compareció en la Audiencia Nacional española, rectificó su declaración y denunció lo ocurrido.

El joven argumentó también que en el momento en el que se produjo ese acto de sabotaje él se encontraba trabajando como camarero en un bar, por lo que resulta imposible que llevara a cabo la acción que la Policía le intentó imputar durante el periodo de incomunicación.

toda la jornada

Los cuatro jóvenes comenzaron a pasar ante el juez a las 10.30 y, tras una pausa al mediodia, siguieron declarando hasta el anochecer.

El joven de Barañain denuncia malos tratos y amenazas

Después de pasar más de cuatro días incomunicado en manos de la Policía española, el joven barañaindarra Mikel Flamarike pudo relatar los episodios de malos tratos tanto físicos como síquicos que sufrió en dependencias policiales.

Según hizo saber Askatasuna, desde que fuera detenido en su localidad el pasado martes por la noche y trasladado posteriormente a Madrid, los agentes le propinaron golpes y le obligaron a realizar ejercicio físico, además de no dejarle conciliar el sueño. Le amenazaron con practicarle «la bolsa» e incluso le hicieron olerla y tocarla, aunque finalmente no se la colocaron en la cabeza.

Flamarike también denunció que sus captores lo maltrataron síquicamente, utilizando para ello la figura de su madre. Así le obligaron a declararse culpable de un sabotaje. A.V.M.

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