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La lucha en el norte de Irlanda por la igualdad y contra la discriminación

El norte de Irlanda también vivió su 68. Quizás sus imágenes no hayan inspirado tanta filosofía como las del mayo parisino. Sin embargo, marcaron el principio del fin de la discriminación contra los católicos y de la imposición política y social unionista.

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Soledad GALIANA

El inicio del movimiento por los derechos civiles en el norte de Irlanda puso fin a una cultura de resignación que durante años había empañado la sicología de la comunidad nacionalista. Este fue un movimiento claramente inspirado por las imágenes que desde París y Estados Unidos inundaban las pantallas de televisión -Tanto es así que el We Shall Overcome (Lo superaremos) que cantaban los seguidores de Martin Luther King se convirtió en el himno no-oficial de los manifestantes norirlandeses.

Aunque Derry se ha erigido históricamente como la cuna del movimiento por los derechos civiles, todo empezó en Dungannon, en Tyrone, donde un grupo de mujeres, entre ellas Geraldine Gildernew, madre de la actual ministra de Agricultura norirlandesa, la republicana Michelle Gildernew, crearon la Liga por la Defensa de los Sin Hogar, y llevaron a cabo una ocupación en Caledon.

«Se habían construido quince viviendas en Caledon, y se había apuntado a que serían adjudicadas de forma equitativa entre las comunidades locales. Cuando la adjudicación se produjo, como era común en aquellos tiempos, sólo una de las quince viviendas fue otorgada a una familia nacionalista. ¡Una de quince!», recuerda Geraldine Gildernew. Una de las viviendas fue adjudicada a la secretaria de un concejal unionista, una joven de 19 años sin familia.

Una acción con muchos riesgos

Desesperados, los nacionalistas decidieron que era el momento de pasar a la acción. «Se decidió que las casas en la nueva urbanización serían ocupadas como medida de protesta. En aquellos tiempos una acción de este tipo requería coraje y convicción ya que el miedo a una reacción extrema lealista estaba justificado», explica Gildernew. En octubre de 1967 dos familias nacionalistas, los McKenna y los Goodfellow, ocuparon dos de las viviendas. Los Goodfellow, con críos de cuatro, dos y diez meses, vivieron sin mobiliario durante la ocupación, ya que sabían que el desalojo llegaría y con ello la destrucción de sus posesiones. El ya retirado político del UUP, John Taylor, excusó las acciones del municipio con la falsa acusación de que los Goodfellow eran miembros del IRA. Para cuando se produjo el salvaje desalojo de la familia, ocho meses después, la Asociación por los Derechos Civiles en Irlanda del Norte (NICRA) ya se había formado. Sin embargo, las imágenes de este desalojo abrieron la Caja de Pandora y con ello la opinión pública internacional conoció la discriminación de familias nacionalistas en cuestiones de vivienda, empleo, educación y en el ejercicio del voto. Dos meses después, el 24 de agosto de 1968, se produjo una marcha entre Coalisland y Dungannon.

Un momento clave en un pueblo

Bernadette Devlin, una de las figuras del movimiento de los derechos civiles desde su propia agrupación, People's Democracy (Democracia del Pueblo) y que llegaría a ser la diputada más joven en el Parlamento británico, recuerda que «en la historia de un pueblo, hay la suficiente gente que siente lo mismo en un momento determinado para crear una fuerza que cambie el diseño de los acontecimientos».

Sin embargo, el acontecimiento que galvanizó la realidad política y social norirlandesa fue la marcha por los derechos civiles que tuvo lugar en Derry el 5 de octubre de 1968. La manifestación acabó en revuelta callejera después de los enfrentamientos entre la Policía protestante norirlandesa (RUC) y los manifestantes. La protesta inicial, planeada para el 3 de octubre, había sido prohibida por el ministro de Asuntos Internos del gobierno protestante de Stormont, William Craig, con la excusa de que podría provocarse una confrontación con la marcha orangista de The Apprendice Boys -que había sido planeada por la Orden de Orange en Derry para forzar la cancelación de la manifestación por la vivienda de NICRA-.

A pesar de la prohibición, la manifestación, que congregó a cientos de personas, sigue adelante. Las detenciones y los ataques policiales se producen desde el primer momento, y culmina con dos días de batalla callejera en las calles de Derry y un saldo de cien manifestantes y varios policías heridos. Muchos apuntan a que esos días de octubre iniciaron los treinta años de conflicto en el norte de Irlanda, meses antes del ataque protestante contra los vecinos de Falls Road en Belfast.

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