CRÓNICA | SALUD LABORAL
Atención y alerta en procesos de trabajo con sustancias químicas
La Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo reclama de los trabajadores que estén alerta en sus procesos productivos cuando trabajen con productos químicos y sustancias peligrosas, porque pueden afectar de forma irreparable a su salud si no se ponen en marcha las medidas de seguridad adecuadas.
Juanjo BASTERRA
En Europa millones de trabajadores trabajan en contacto con agentes químicos y biológicos susceptibles de dañar la salud de los trabajadores. En torno a 75.000 trabajadores fallecen al año de enfermedad profesional producida por algún agente químico durante su vida laboral. La Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo recuerda que los últimos estudios indican que un 19% de los trabajadores europeos declaran estar expuestos a vapores tóxicos durante, como mínimo, un cuarto de su tiempo de trabajo, mientras que un 15% de los trabajadores están en contacto con sustancias peligrosas durante su actividad en la empresa. La Agencia Europea, que tiene su sede en Bilbo, recuerda que se deben adoptar las medidas adecuadas de prevención de riesgos laborales, porque «puede perjudicar seriamente la salud».
Diferentes estudios de expertos reconocen, por otro lado, que las empresas no están haciendo el esfuerzo necesario para que la seguridad en el manejo de esos productos sea la adecuada y «están forzando» la posición antes de que la normativa de vigilancia y control REACH entre en vigor de forma definitiva en la Unión Europea.
El contacto de productos químicos puede generar desde irritación de los ojos y de la piel, asma, problemas de reproducción y anomalías congénitas, hasta cáncer. «Legalmente -indica la Agencia Europea- los patronos deben proteger a sus trabajadores contra las sustancias peligrosas en el lugar de trabajo». Para ello, lo primero que deben realizar es una evaluación de los riesgos laborales y, una vez conocidos los problemas, actuar en consecuencia. Los empresarios deben proporcionar, en este caso, especial atención en la información sobre los productos con los que está en contacto el trabajador para que sepan los riesgos a los que se enfrentan. Pero también deben formar a esos trabajadores en el tratamiento, uso y manipulación de los productos químicos.
Eliminación
La Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo se inclina por la eliminación de las sustancias peligrosas en los procesos de producción, porque entrañan un problema muy importante para la salud. Sin embargo, indica que en los casos en los que no se pueda sustituir ese producto o proceso «se tendrá que reducir al mínimo su impacto y con una medidas extremas de seguridad».
Según explica, los diferentes países pueden añadir o complementar la normativa europea. Un dato importante se encuentra en las etiquetas del producto, aunque no todos cuentan con las especificaciones técnicas. «El derecho europeo prevé el suministro de etiquetas de seguridad claras y normalizadas, de símbolos de riesgos y fichas de datos de seguridad, que los fabricantes y proveedores tienen que proporcionar indicando las propiedades de las sustancias, los riesgos asociados y los consejos útiles para su almacenamiento, manipulación y protección».
En algunos productos farmacéuticos (medicamentos citostáticos, por ejemplo) o los cosméticos (productos de peinado, por ejemplo) los proveedores «no están obligados a proporcionar esas fichas», aunque los datos están disponibles, «por lo que habría que disponer de otras fuentes de información para conocer sus propiedades».
Hace tan sólo unos días se ha dado a conocer un estudio en las universidades de Manchester y Sheffield, en Inglaterra y en Alberta, Canadá, en el que se señala que sustancias químicas que se utilizan en las pinturas pueden tener un impacto en la fertilidad de los hombres. «Se trata de los éteres de glicol que incorporan esas pinturas», según se recoge en el trabajo publicado en la revista «Occupational and Environmet Medicine». Se realizó un estudio sobre 2.118 trabajadores masculinos, incluidos 874 que sufren infertilidad. La conclusión fue que los hombres expuestos a cantidades moderadas de éteres de glicol tenían el riesgo 1,5 veces mayor de sufrir infertilidad que el resto, pero si la exposición era a fuertes cantidades de éteres, la probabilidad se elevaba a 2,2 veces mayor que el resto de trabajadores no expuestos. De ahí que se reclame prestar atención a los productos químicos que se manipulan.