En la próxima votación de los Presupuestos Generales del Estado español, se va a demostrar que Euskal Herria, y por lo tanto Nafarroa, esta desnuda, sin capacidad de maniobra, viendo llegar el invierno y sin resortes estructurales y presupuestarios para contrarrestar el frío y el hielo que se avecinan.

Es muy posible que UPN se abstenga, y a día de hoy no sabemos que va a hacer NaBai. Las negociaciones y acuerdos del PNV, desde luego, son en clave de CAV, si no sentaría a la misma mesa a NaBai, pero parece que de momento no le interesa compartir banquete con nadie. Las negociaciones del PSOE con PNV y BNG, aseguran la mayoría necesaria y, por lo tanto, el sentido del voto de UPN y NaBai es simbólico para el PSOE.

Ese simbolismo tiene, a su vez, en las filas de UPN y NaBai lecturas «contradictorias», y van a tener que poner todo su empeño en que el sentido de su voto no genere fracturas internas.

UPN argumenta ante sus electores que es un partido soberano y que adopta decisiones de forma autónoma. Miguel Sanz habla de asociación de interés político con el PP y de compartir «globalmente principios y valores democráticos». El actual presidente navarro habla incluso de que esta votación sobre los Presupuestos se da en una situación especial que afecta a los intereses generales de España y, sobre todo, a la gobernabilidad presente y futura de Nafarroa. Sanz saca a la palestra que los intereses de Nafarroa son los intereses de UPN y recuerda los obstáculos que fueron necesarios sortear para revalidar el Gobierno de Navarra y dejar fuera del mismo a los «nacionalistas».

Se olvida Sanz del nacimiento de UPN. Olvida Sanz que UPN surgió por y para servir a España antes que a Nafarroa. Olvida que en UPN mandan los que mandan en España, sean del color que sean. Olvida Sanz que Nafarroa era cuestión de estado mucho antes de que él mismo, cuando era delfín de Juan Cruz Alli y alcalde de Corella, declarara en una entrevista a «Egin» que la Alternativa KAS era negociable.

Pero Miguel Sanz se va, viene Yolanda Barcina y seguro que Santiago Cervera intentará hacer pinitos como candidato alternativo; por ello en UPN mucho ruido y pocas nueces.

Por el contrario, en NaBai intentan enmendar la plana a Uxue Barcos ante las confusas o nada acertadas declaraciones que tuvo ésta tras su entrevista con el ministro Solbes sobre los Presupuestos. Así, en sus últimas declaraciones, NaBai reconduce su línea y afirma que los Presupuestos son insuficientes para las necesidades de Nafarroa, pero sigue sin destapar el sentido de su voto: abstención o voto negativo. Y eso es precisamente lo que está soliviantando a las bases de la coalición electoral, ya que la postura abstencionista de Uxue Barcos no es bien recibida por los sectores mas «izquierdistas» de la coalición. Máxime, cuando en estos Presupuestos se da, entre otras cuestiones, el visto bueno a un nuevo acuerdo entre el Ministerio de Defensa y la Junta de Bardenas para mantener el Polígono de Tiro otros 25 años; no se acomodan partidas para desmantelar las térmicas de Castejón; se da un nuevo paso en la consolidación del proyecto del Tren de Alta Velocidad...

Así las cosas, el PSOE tendría asegurados sus Presupuestos, UPN mantiene su gobiernillo y NaBai puede seguir siendo espejo y lugar de encuentro de izquierdas navarras y primaveras de «opositores por el cambio», pero sin pasarse y con permiso de Sabin Etxea, aguantando poltronas a costa de ilegalizaciones de partidos llenos de terroristas que cumplirán largas condenas de cárcel.

Pero, sobre todo en la votación sobre los Presupuestos, quedará claro que Nafarroa pinta muy poco en el tablero institucional español, en la arquitectura institucional diseñada en la «transición» política de la dictadura a esta «dictablanda». Nafarroa necesita como agua de riego, vital para su existencia, la creación de un marco democrático para poder ejercitar un desarrollo político, económico, social y cultural completamente diferente; nuevo, renovado y que potencie sinergias desde la transversalidad para enmendar y corregir tantos años de imposición, irracionalidad y conflicto. Por ello es prioritario y urgente que la agenda política la marquen de una vez por todas las bases de una mayoría social que supera con creces a quienes hicieron posible el impulso y la victoria política y social que supuso Lizarra-Garazi, y que estamos seguros van hacer posible el cambio democrático que necesita este país. Ahora toca, a nuestro modesto entender, organizar ese cambio, sorteando y pasando por encima, por debajo y por las bandas al duro y antidemocrático pressing de Madrid.