Más de 28 millones de brasileños estaban convocados ayer para elegir a los 5.563 alcaldes y 52.137 concejales del país por un periodo de cuatro años. Los 94.000 colegios electorales cerraron sus puertas a las 17.00 hora local, salvo en las regiones amazónicas.

Según el Tribunal Superior Electoral, la jornada transcurrió con aparente «normalidad». Eso sí, en más de 1.200 urnas electrónicas hubo fallos técnicos y decenas de personas fueron arrestadas por diversos motivos. Las principales ciudades se convirtieron en un fuerte militar. En Río de Janeiro, por ejemplo, se desplegaron 5.600 militares y 27.000 policías en los accesos a las principales favelas.

En el Estado de Maranhao, al noroeste, un enfrentamiento entre grupos políticos rivales se saldó con tres muertos.

Tras votar en un municipio de Sao Paulo, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva resaltó la importancia de ejercer el derecho al sufragio para impulsar cambios en Brasil y Latinoamérica. Afirmó que «todos los días trabaja con la perspectiva de hacer que el pueblo entienda la importancia del voto».