Entre naturalidad y incredulidad mostró Juan Mari Arzak en el momento de agradecer que le hayan otorgado el premio Vasco Universal de este año. Natural, por cómo expresó su gratitud. Pero no dejó de mostrar que es «alucinante e increíble» que además de poder hacer lo que le gusta, le paguen y le premien por ello. Ha sido el eco internacional que la cocina vasca adquiere con nombres como el de Arzak el que ha determinado su elección. Juan Mari volvió a repetir su secreto: «Hacer las cosas lo mejor posible».

La innovación en la cocina, y el equilibrio entre ésta y la tradición protagonizaron los principales discursos de quienes se reunieron ayer en Lehendakaritza en el acto de entrega del premio. La capacidad de «adaptar la tradición de la gastronomía vasca a los nuevos tiempos» fue una de las razones presentadas para otorgar el premio. A ello, el lehendakari, Juan José Ibarretxe, añadió que es necesario progresar pero «con raíces y valores». Juan Mari Arzak, por su parte, ha asegurado que la mejor forma de innovar «es pensar como un niño».

La cocina vasca fue ensalzada y protagonizó gran parte de los discursos. Arzak compartió el premio con sus compañeros de gremio. De hecho, varios cocineros estaban presentes como Juan José Castillo, Ramón Roteta, Carlos Arguiñano o Hilario Arbelaiz.

Ibarretxe y Arzak se disputaron en sus alocuciones el grado de agradecimiento que sentían. El cocinero se mostraba muy reconocido al ser premiado como Vasco Universal, a lo que el lehendakari le recordaba que era la sociedad vasca quien debería estar agradecida con los cocineros y, en especial, con Arzak.

Premios anteriores

Una de las cosas que hizo que Arzak calificara de increíble el premio fue el hecho de, según el cocinero, ponerse a la altura de los premiados en años anteriores como Jorge Oteiza, Eduardo Chillida o Ainhoa Arteta. El orfeón donostiarra fue, sin embargo, el que más ensalzó Arzak. El cocinero quiso resaltar el hecho de que son personas anónimas contentas con su trabajo y que lo hacen muy bien, al ser uno de los dos mejores del mundo.

El toque final y lúdico del acto lo pusieron los Golden Apple Cuarter que entraron en la sala como cuatro moscas dispuestas a sentarse a la mesa. Después, ofrecieron su clásico «Buen menú» aunque, como se apresuraron a explicar, estaba «intencionadamente» modificado para la ocasión al hacer constantes referencias a Arzak.