Alvaro Reizabal Abogado
Primer viernes
Fue increíble aquel día en que me aclamaban, mientras a apenas diez metros caminaban Banderas y Bardem, sin que nadie les hiciera caso
Totalmente inolvidable la ofrenda de los primeros viernes. Por confesar y comulgar nueve de ellos seguidos se adquiría, en cómodos plazos, un completo paquete de ventajas para la vida eterna, con la suerte de que era a primeros de mes, que la Iglesia fue pionera en preocuparse del marketing. Era una oferta exclusiva a su confidente Sta. Margarita María de Alaquoque, auténtica conseguidora cuando de obtener favores de corazón partío se trata. Nunca conseguí acabar los nueve, por la maldita costumbre de comer hojas de los laureles que había en el camino de la iglesia, ingesta que, por supuesto, impedía acoger al Señor abarquillado en nuestro inocente seno. Pero digo yo que también podrá lograrse algún kit de indulgencias sometiendo a la parroquia a la penitencia de leer estas líneas los viernes, así que hoy va el primero, que no es primer viernes de mes, pero sí primero de la serie en viernes.
Memorables también las jornadas del Festival del Cine donostiarra. Vivo inmerso en el glamour desde el inicio hasta el final, y es que, no en vano, recorro a todas horas la alfombra fucsia, de casa al trabajo y del trabajo a casa. Tan metido está uno en la cosa que este año me he visto asediado en más de una ocasión por el agudo griterío quinceañero de los cazadores de autógrafos. Era salir de la oficina y observar atemorizado cómo una notoria masa de fans se abalanzaba peligrosamente hacia la posición teórica del que suscribe, profiriendo agudos grititos, preludio de inminentes desvanecimientos. Fue increíble aquel día en que me aclamaban, mientras a apenas diez metros caminaban Banderas y Bardem, sin que nadie les hiciera caso. Así que todavía estoy quitándome el polvo de estrellas como en Molokay: raspándome con una teja.
Ahora que, para polvo de estrellas, el de Joseba Etxeberria a sus compañeros del Athletic. El emigrante giputxi dice que la próxima temporada va a defender gratis los colores del club de Ibaigane. Probablemente sea para desmentir de una vez el extendido rumor de que se fue de la Real por el maldito parné. No hay mejor desmentido que jugar por la patilla y demostrar que los colores de su sagrado corazón fueron siempre txuritagorriak, pero menudo papelón para el resto de la plantilla. A ver ahora quién es el guapo que se atreve a no aceptar una «voluntaria» reducción de su ficha tras el gesto del «capi». Lo que no se explica es cómo van a montarse el asunto con la Seguridad Social, porque cotizar sin trabajar no parece muy legal; trabajar sin cotizar tampoco, y calificar la relación de trabajos amistosos en un mundo tan rebozado de dinero como el del fútbol es poco creíble. Así que habrá que ver.
Total, que hemos llegado a la muga de este primer viernes sin decir nada de la crisis, pero mejor lo dejamos, que ya es bastante espectáculo ver a los banqueros explotando exitosamente su actitud mendicante ante el Estado Padre. También era mentira lo de la economía de mercado y el liberalismo y...