Éste es el segundo largometraje del cineasta chileno Nicolás López, al que Santiago Segura produjo su ópera-prima «Promedio rojo», igualmente inspirada en el mundo del cómic. De las viñetas extrae su particular despliegue fantástico, donde lo cotidiano choca con una imaginación desbordante. Javier Gutiérrez presta su imagen corriente a un dibujante de historietas gráficas que entra en contacto con seres de otra dimensión, convirtiéndose en un superhéroe que viene a ser la versión pobre de las grandes producciones del género. Su máximo enemigo es el alienígena que ocupa un cuerpo humano bajo el aspecto de Leonardo Sbaraglia, y para enfrentarse a su apocalíptica amenaza contará con la ayuda de Antropomosco. En este papel aparece bajo capas de maquillaje Guillermo Toledo, cuyo perfil monstruoso contrasta con el de la internacional Elsa Pataky, por quien Salvador Santos suspira enamorado. Su importante misión no excluye otras derivaciones románticas.