La polémica y alabada Animalario estrenó el mes pasado «Urtain» que más allá de adentrarse en la vida de José Manuel Ibar, retrata la sociedad de la época.

¿Cómo ha sido el proceso personal de estar en la piel de Urtain?

Aparte del trabajo físico, es un papel muy gratificante. En la medida que me iba adentrando en la vida de José Manuel, iba aprendiendo a quererle y a admirarle.

¿Cómo le ha ido conociendo?

No había apena biografías, toda la información está muy esparcida en televisiones, pequeñas entrevistas, periódicos. Así que entre todos hicimos una labor de recopilar todo el material, además de viajar a Zestoa para conocer a su hermana.

¿La documentación ha sido, por lo tanto, un trabajo conjunto?

Sí, ha sido una labor muy exhaustiva. En Animalario siempre trabajamos así, desde el escritor hasta el actor, todos colaboramos. Aportamos nuestras ideas, nuestros criterios... y de ahí sale un conjunto de cosas se que cristaliza en la obra.

¿Esta labor conjunta también se traslada a los ensayos ?

Sí, se permite la improvisación, se permite todo. En la parte que me toca a mí, considero que el actor debe ser un creador. No se limita a decir unas líneas, tiene un punto de vista propio sobre lo que hace.

La creación, sin embargo, es más exhaustiva cuando el personaje es real, no de ficción.

Si se trata de un personaje de ficción, la labor de creación, por así decirlo, es apabullante, tienes que crear un personaje que no existe. Aun así, cuando es un personaje real también tienes que hacer una labor de crea-ción. Tienes que crear una especie de personaje que sea similar a José Manuel. En ese sentido, aparte del físico, está lo humano, el alma de ese personaje, al cual no conocí, por lo que hay que hacer una creación para acercarse a él.

¿Algún familiar de Urtain ha tenido la posibilidad de ver la obra y de aportar su opinión al respecto?

Sé que un hermano vino a vernos, pero de incógnito, nos enteramos días después.

Será un momento que cause respeto...

En lo que a mí respecta como actor, he puesto todo el amor, toda la pasión, todo lo que tengo para hacer un homenaje a José Manuel. Sería importante saber si le gusta a su familia.

Si se encontrara con Urtain, ¿qué le explicaría del mundo corrupto en el que vivió y que nunca llegó a entender?

Escucharía lo que tenía que decir, creo que no fue escuchado. Me callaría, estaría en silencio y escucharía absolutamente todo lo que tuviera que decir y todo lo que tuviera que sentir, que creo que es lo que no tuvo en su vida, que no fue escuchado.

¿Cómo se encuentra profesionalmente en Animalario?

Ya son 12 años y cada día es más gratificante porque nos conocemos, tenemos el mismo código, sabemos lo que cada uno podemos dar al otro. Y como siempre, basado en el amor y en el humor. El amor que nos tenemos, el que tenemos al teatro y el humor con el que lo planteamos.

La función, más allá de una biografía, es una crítica a la época en la que vivió Urtain.

Sí, claro. Es imposible hablar de alguien sin explicar que ha vivido en un sitio, en un país, en una sociedad determinada, porque va a estar condicionado por la época. Urtain vivió en el franquismo y culmina su vida en el momento de las olimpiadas, del somos los mejores del mundo, un país maravilloso que ha salido de una dictadura. Justo en ese momento, Urtain decidió saltar al vacío. Es toda una metáfora.

A su entender, ¿sería ésta la función social que debe tener el teatro?

Evidentemente. Como dice Juan Mayorga, es un acto político. Cuando la gente habla de entretener, hay algo que no me gusta, me suena siempre a que entretengo al niño para que no se dé cuenta de algo, para que coma, para que no llore. Lo que hay que hacer es escuchar y ver porqué llora, indagar en ellos, no despistarle sino afrontarlo y saber qué le pasa. El teatro lo que tiene es que debe ser, como decía Celaya, «un arma cargada de futuro». Así tiene que ser el teatro, cargado de preguntas y más preguntas.

Después haber visto la obra en el escenario, ¿te imaginas el guión para la película, que es como surgió o es, quizás, el teatro un medio más adecuado para esta historia?

Igual sí. Alguien que tuvo relación con el proyecto inicial me decía que en el cine hubiera sido imposible plasmar todo lo que hacemos en la obra de teatro, porque es un medio mucho más libre. El cine es mucho más complicado, aparte que el teatro tiene una parcela de libertad que no tiene ni de lejos el cine.

¿Qué futuro le augura a la obra?

Creo que es una obra que comunica. No puedo explicar por qué, pero cuando se encienden las luces ves gente de todo tipo que aplaude, y la ves emocionada. No es como una película que desde que la acabas pasan seis meses hasta que se estrena. En el teatro, se da la comunicación que debería haber entre creador y receptor. Y por esta comunicación que ha habido creo que la obra tiene mucho recorrido. Porque comunica, porque es una obra muy humana. Como decía Nietzsche, «humana demasiado humana».