Zurbano se reencontró ayer con la competición tras la consecución del título liguero con un partido que sirvió para poco más que banco de pruebas para ir ensamblando piezas. Ante un rival con sus mayores peligros descuidados, la calidad le sirvió al Baskonia para obtener un triunfo contundente que, no obstante, no tapó la carencia que el equipo tiene en la posición de base, donde Shakur no hizo sino aumentar las dudas que han surgido en torno a su aptitud en la buena oportunidad que tenía ante los problemas físicos de un Prigioni que jugó más de lo recomendable.

El completo partido firmado por Stanko Barac, el segundo jugador más valorado del Tau con 20 de valoración, y la constatación de la metamorfosis de Will McDonald fueron, por contra, las conclusiones más positivas.

Al Baskonia le costó arrancar, con un Shakur que apenas duró cinco minutos en cancha no sólo por sus tres rápidas personales, y con un Prigioni que se vio obligado a aportar lo que pudo. Los errores en el tiro exterior, 0/11 en triples entre ambos equipos, marcaron un primer cuarto marcado por los fallos en ambos aros.

Fue sin un organizador nato en cancha cuando el equipo gasteiztarra consiguió despegarse en el marcador, pero sin llegar a desplegar un baloncesto nada brillante. La irrupción de Rakocevic y la posibilidad de correr al contraataque fue lo que permitió a los de Ivanovic abrir brecha, mientras que, con Bulfoni absolutamente desconectado, el ataque manresano naufragó y la desventaja al descanso fue de quince puntos, 39-24.

Sin capacidad de respuesta por parte del Manresa hasta muy al final, la segunda parte estuvo absolutamente de sobra, con el golpe que Sergi Vidal se llevó en el hombro derecho y la torrija final como únicos ligeros puntos oscuros.