Bilbao Basket encajó en el Nou Congost de Manresa su primera derrota de la temporada. Y lo hizo de forma merecida en un partido catastrófico en casi todos los aspectos y que se le puso cuesta arriba al poco de arrancar. La pasada temporada sucedió algo parecido y los bilbainos comenzaron perdiendo 22-2. En aquella ocasión hubo remontada. No siempre es domingo.

Ambos conjuntos comenzaron fríos, marrando uno tras otro todos sus lanzamientos. El marcador no se movió hasta casi el minuto 3, con una canasta de Rubio respondida por Paco Vázquez. Roto el hielo, los manresanos se entonaron. Parecía que los hombres de Vidorreta iban a aguantar el tirón. No fue así. Del 7-7 se pasó al 17-7 con el que terminó el primer cuarto.

Los locales firmaban un paupérrimo 28% en tiros de dos, pero salvaban la papeleta con su pleno -dos de dos- en triples. Los visitantes tocaban fondo con 2 de 16 en tiros de dos (16%). Recker lideraba la debacle con cero canastas de cuatro intentos. La tabla de valoraciones resumía lo acontecido: +25 para Manresa, -1 para Bilbao Basket.

Tras un breve conato de remontada gracias a un triple de Blums y dos canastas de Vázquez, la hemorragia volvió a estabilizarse en torno a decena. El dominio en el rebote no servía para compensar las numerosas pérdidas de balón y los tapones recibidos, seis de cada ración. Profanar el aro catalán adquiría tintes de odisea. En los dirigidos por Jaume Ponsarnau todos sumaban, con mención especial para Ibaka y San Miguel. El camino a los vestuarios se enfiló con diez de desventaja (36-26).

El descanso y la presumible charla de Vidorreta no tuvieron efectos positivos. Lamentables porcentajes de acierto y más pérdidas de balón en un tercer cuarto que certificaba la debacle (60-36).

El pescado estaba vendido y los últimos minutos sobraban. Bilbao Basket presionaba en toda la pista, pero los locales tenían colchón suficiente para mantener la calma y se pusieron 26 arriba (75-49). Sólo dos triples en la recta final permitieron superar al menos los 50 puntos.