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Prolonga la mala racha

Esta vez no se salvó ni el juego

Por quinta jornada consecutiva, el Eibar no pudo celebrar una victoria. El equipo azulgrana, que cuajó uno de sus peores partidos de la temporada, se vio totalmente superado por el Salamanca y cae a la 17ª plaza, con sólo dos puntos de ventaja respecto al descenso.

SALAMANCA 2

EIBAR 0

Amaia U. LASAGABASTER | EIBAR

El Eibar sigue estancado. Ayer cayó en Salamanca, esta vez con todo merecimiento, con lo que se elevan a cinco las jornadas consecutivas que el conjunto azulgrana ha saldado sin celebrar una victoria.

Cinco semanas en las que sólo ha podido sumar dos puntos, lo que le ha hecho perder posiciones -concluye la jornada en la 17ª plaza, con sólo dos puntos de ventaja respecto al descenso- y, lo que es peor, endurece la consecución de los algo más de cincuenta puntos en los que se ha cifrado la permanencia. Hasta ayer, al menos, la ausencia de resultados se había visto paliada por la imagen ofrecida por el equipo, que permitía pensar en un cambio de trayectoria inmediato. Pero en el Helmántico, lamentablemente, ni siquiera el juego de los armeros se salvó.

Sólo en la recta final, con el Salamanca contemporizando y acusando el paso de los minutos, dio el Eibar la impresión de poder traerse algo positivo. Hasta entonces, había bailado al son de su rival. Desde luego, el cansancio que debían forzar los armeros tras los 120 minutos de eliminatoria copera que había disputado el Salamanca -aunque David Amaral sólo mantuvo a cinco jugadores en el equipo- no sólo no salió a relucir, sino que incluso pareció que era el propio Eibar el que lo acusaba.

Quizá todo sea cuestión de expectativas infundadas. Ayer visitaba al líder un equipo que, aunque sólo sea por presupuesto, está condenado a pelear hasta el último momento por salvar el pescuezo. Así que volver de vacío de Salamanca no atenta precisamente contra la lógica del fútbol.

Más aún viendo cómo jugaron los charros que, con una presión extenuante, impidieron por un lado que el Eibar moviera el balón y lograron, por otro, acercarse al área armera con demasiada asiduidad para cosa buena. Con el centro del campo eibarrés totalmente neutralizado, a la defensa, sobre todo a los laterales, le tocó sufrir con las entradas de Isaac -y de Cohen, después de que el primero se retirara lesionado- y, más aún, de Quique Martín, por el que no pasan los años.

Dos centros suyos estuvieron en un tris de acabar en gol, con balón al poste incluído, en el primer tiempo. Y fue el propio jugador asturiano el que, nada más reanudarse el choque, acabó con 300 minutos de sequía goleadora salmantina, al anotar de disparo cruzado.

Tras el gol, el Salamanca siguió campando a sus anchas ante un Eibar incapaz de reaccionar. Intentó provocarlo Carlos Pouso, con la entrada al campo de Carlos Rubén, Codina y, posteriormente, Tiko. Y, bien debido a los cambios, bien porque tocaba hacerlo, se vio al equipo guipuzcoano más animado en la recta final. Tampoco entonces las ocasiones fueron numerosas, ni especialmente claras -aunque Alberto tuvo que jugársela para cortar un buen balón de Carlos Rubén para Sutil-, pero hubo, al menos, más presencia ofensiva.

No era el día del Eibar, sin embargo, y Quique Martín se encargó de volver a demostrarlo al transformar en el último minuto un dudoso penalti de Añibarro sobre Dañobeitia.

Pouso: «No hemos estado nada bien»

Carlos Pouso no buscó excusas tras la derrota de su equipo. El Eibar no estuvo bien y el Salamanca sí. Único resultado posible, la derrota.

«No hemos estado a gusto en ningún momento en el campo -reconoció el técnico-. No hemos sido, ni de lejos, el Eibar que queremos. Así que, si haciendo las cosas bien, no hemos ganado los partidos anteriores, hoy que no lo hemos estado, lo normal era perder».

Entrando en el análisis de lo sucedido, Pouso admitía que «no hemos estado acertados con los pases. Posiblemente, también hay que dar mérito al Salamanca, que nos ha presionado muy bien. Nosotros también robábamos, pero luego ralentizábamos la salida de juego y nos hemos complicado». Pese a insistir en que «no hemos estado nada bien», el entrenador armero quiso destacar que «no ha sido porque el equipo no lo haya intentado», así como que «juegan dos. El rival también juega y, en este caso, lo ha hecho bien, mejor que nosotros».

Tras este nuevo tropiezo, «lo único que queda es felicitar al rival, levantarse y pensar en el próximo partido». GARA

 

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