Las cadenas generalistas viven unos tiempos en los que los resultados de audiencia son todavía más implacables que en otras épocas. La crisis de publicidad les lleva a no poder consentir ni una mínima excepción. Y lo curioso es que si hasta la fecha estábamos muy acostumbrados a ver caídas de la parrilla fulminantes en las comerciales de toda la vida, los nervios han aparecido en las recién llegadas, y es que Cuatro y La Sexta además de dirimir, aunque sea por contaminación, una guerra muy cruenta por el fútbol, juegan en la misma competición, y en crecimiento constante de la última ha puesto muy excitados a los del grupo Prisa, una entidad que está ahogada por las deudas y buscando desesperadamente un comprador para su plataforma digital.

Hace unos días hablábamos de la desaparición de dos programas recién estrenados en La Sexta y ahora debemos dar noticia de la precipitación en resolver en Cuatro el programa concurso «Cirkus». Si hubiera funcionando en los resultados de audiencia le hubieran dado muchas más semanas de vida, pero ha sido, en términos de Sofres, un intento fallido, aunque se pueda discutir más sobre la bondad intrínseca de sus contenidos, de si era un programa que venía a resolver una de las carencias históricas que tiene el mundo circense, como es su excesiva esa idea estereotipada de que es algo de dos payasos y unos animales enjaulados.

En este sentido cumplía, a mi entender a medias, esta bonita función. Y digo que a medias, por los mismos motivos que mencioné en un primer contacto con la propuesta: la estética general del programa, su propia dinámica, su estructura nos lo desviaba hacia el reality, y las cámaras mediatizan de una manera absoluta y el entrenamiento de las gentes del circo es mucho más penoso, riesgoso, cansino y repetitivo que lo que necesita un programa de televisión para competir. El mundo televisivo es implacable, tiene sus códigos que son muy difíciles de alterar y entendiendo la buena voluntad de la iniciativa, no lograron transmitir los valores circenses más relevantes de manera suficientemente nítida para enganchar a un considerable número de telespectadores. Hasta otra.