El rifi-rafe entre UPN y PP ha desatado pasiones, sin duda. Los de Prisa, por ejemplo, están más contentos que unas castañuelas y desde «La Razón» se quejan con amargura por lo que adivinan un desastre

El editorialista de «El País» recordaba ayer que fue Rajoy quien aseguró, tras las elecciones autonómicas de 2007, que «un acuerdo entre UPN y el PSN es lo sensato, lógico, decente y normal, lo que quiere la mayoría». Y, para más inri, recalca que el PSN prefería ir de la mano de NaBai pero que «la dirección del PSOE la vetó con el argumento de que asociarse con una formación que, por ejemplo, apoyaba el plan Ibarretxe podría costarles muy caro en Navarra (...) La decisión costó al PSN una grave crisis, aunque a posteriori la mayoría reconoció que había sido acertada».

Con un cierto tono de cinismo, el editorialista asegura que «se desconoce si entre las condiciones socialistas para permitir gobernar a Sanz, y que lograse aprobar sus presupuestos regionales, figuraba la abstención de sus dos diputados en el Congreso; pero si así fuera sería un acuerdo lógico. Lo ilógico es considerar vital que Navarra sea gobernada por la mayoría contraria a la integración en Euskadi y no hacer nada para favorecer el entendimiento entre UPN y los socialistas». Ahí está el quid de la cuestión. El meollo.

Y desde «La Razón» Carmen Gurruchaga no disimulaba su desazón porque, a pesar del acuerdo que UPN mantiene con el PP desde hace 17 años, «de repente, Miguel Sanz, bajo el argumento de `Todo por Navarra', ha decidido tirar todo esto por la borda (o sea, el acuerdo con el PP), dividir su fuerza en beneficio del PSN, comportarse de forma desleal y, lo que es peor, someter a votación la deslealtad en su Consejo Político, amenazando con irse si su propuesta no es aprobada e impidiendo que la votación fuera secreta y afirmando que no desea romper el acuerdo». Y, para que se le entienda mejor, recurre a la metáfora. No se la pierdan: «Podría ponerles el símil del marido que tiene una amante, la pasea, la exhibe y obliga a la familia a votar afirmativamente su pervivencia, porque no quiere divorciarse». Aspira al título de «memez de la semana».