GARA > Idatzia > Kirolak > Desde la grada

Se puede subir desde la unidad y bajar si no la hay

Joseba ITURRIA

Uno se había propuesto no escribir una línea de los pitos recibidos el sábado por Aranburu porque eso alimenta un debate que a alguien le interesa y perjudica a la Real. Por eso se equivocó Lillo dentro del loable intento de defender al capitán y a uno de los mejores futbolistas que tiene. Pero eso sólo les perjudica al jugador y a él. Abona el terreno a futuras decisiones y provoca que todos miren a donde apunta el permanente dedo acusador para que no se analice al que acusa. Uno cree que la afición de Anoeta es la mejor en general y el tema de los pitos es minoritario, pero a uno que pita se le escucha más que a mil que callan y ese hábito forma parte de la dinámica que destruye a la Real. Por eso recordaría dos anécdotas, para que los que pitan recapaciten.

La del que en la temporada 1999-2000 llamó a una televisión local para pedir a la afición que pitara a Alberto hasta sacarlo de la portería. Logró su objetivo. Pese a que la transición estaba asegurada desde la cantera con Riesgo y Zubikarai, la Real gastó casi nueve millones en traspasos más unas altas fichas y otros gastos en Asper, Westerveld y Bravo. El irundarra al final sentó al sueco y al holandés y tuvieron que echarlo para dar entrada al chileno, que acabó de suplente de Riesgo. Alberto logró el ascenso y el Zamora de Segunda con 38 años dejando en la suplencia a un buen portero como Jacobo, el año pasado titular del Numancia, y relegó a un ex del Valencia en el Valladolid hasta que una lesión permitió a Asenjo asentarse.

La segunda anécdota tiene como protagonista a un futbolista ejemplar como Aranzabal, que acabó destrozado psicológicamente, entendió que debía irse cuando salía con la nariz rota sangrando en medio de una pitada. En su despedida le dijo a Aitor: «Ahora te toca a ti». Una frase que resume lo que se siente en el vestuario ante este fenómeno. Antes les había tocado a Loren, De Pedro e Idiakez y después a Gabilondo, Barkero y Garitano... Aranzabal jugó 39 partidos en tres años en Zaragoza, los dos zurdos están ahora en Primera y con Garitano están encantados en el Alavés. Pero da igual.

Los que pitan tienen razón porque pagan, como si pagar al comprar el pan diera derecho a pitar e insultar al panadero. Y no tienen la culpa de nada. El que pedía que Anoeta consiguiera acabar con la carrera de Alberto ocho años antes de lo que finalizó en Primera no se sentirá responsable del dinero gastado para sustituirlo que influye en la crisis económica. Tampoco de que en el futuro los mejores jóvenes de la cantera prefieran irse antes de que les toque a ellos y jugar en otro equipo en el que aplauden a los que pitaban en Anoeta. La culpa siempre es de los demás. Este club lleva ocho años buscando y expulsando de manera cruel a culpables y cada vez está peor. Igual en lugar de buscar culpables todos deberíamos mirarnos al espejo y pensar qué es lo mejor que podemos hacer para la Real. Este club tiene una plantilla peor que la que comenzó el año pasado, pero puede ascender y reconducir la situación si hay una unidad que pasa por la salida del que alimenta la división hasta dentro del equipo, y por un apoyo incondicional a los once que nos representen cada domingo, sean quienes sean. O puede descender a Segunda B y desaparecer si se continúa con la división y se le rodea al equipo de una atmósfera negativa. Y es ése el único debate válido ahora en la Real.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo