Primer cese rojillo en once años
Izco sorprende a propios y extraños sustituyendo a Ziganda por Camacho
José Ángel Ziganda ya es historia. Y sin muchos visos de que haya un segundo capítulo como técnico rojillo. «Es prácticamente imposible que vuelva a entrenar aquí», aseguró en su despedida. Con la elegancia que le ha caracterizado durante estos poco más de dos años al frente de la nave osasunista y dejando claro que «no es el día de dar una pataleta», el de Larraintzar deseó suerte a su relevo, José Antonio Camacho, que será presentado hoy.
Natxo MATXIN | IRUÑEA
Sin levantar la voz, Cuco Ziganda dijo adiós a su etapa como entrenador de Osasuna, tras dos temporadas completas y seis partidos ligueros más al frente de la escuadra navarra, en una comparecencia de prensa en la que no se dignó a aparecer el presidente, Pachi Izco, pero en la que sí estuvo el director deportivo, Juanjo Lorenzo, aunque en la primera fila del público.
Fue un cese inesperado el que hizo público ayer a última hora de la mañana la página web del club, dado que la marcha del equipo no era todo lo buena que cabía esperar -todavía no conoce la victoria-, pero parecía que el técnico navarro aún contaba con un margen de error de, al menos, dos encuentros más.
Sin embargo, y contrariamente a la tradición no escrita de los últimos años en el seno de la entidad rojilla de mantener al mismo técnico pese a los malos resultados -el último destituido fue Miguel Sola hace 11 años y 5 meses por Juan Luis Irigaray-, la junta directiva que encabeza Pachi Izco tomó la determinación de prescindir de los servicios, tanto del de Larraintzar, como de su segundo, Jon Andoni Goikoetxea.
Sin estridencias, el hasta ayer míster osasunista no pudo ocultar su sorpresa por la decisión adoptada e incluso dejó caer que «la cuerda se ha roto antes de lo normal en un club como Osasuna». «Sabía que el tema estaba mal... La verdad es que Andoni y yo estamos muy tristes», acertó a decir.
A lo inesperado de la noticia hay que añadirle que se ha producido paradójicamente tras haber pasado una semana de la derrota ante el Racing, ya que hubiera sido más comprensible un despido inmediatamente después de la disputa de ese encuentro. Sobre el hecho de que hayan transcurrido ocho días desde entonces, Ziganda comentó que «no es una pregunta para mí. Sí que tengo la espina clavada de no haber tenido más tiempo porque el equipo ha estado en disposición de ganar todos los partidos, pero la presión ha sido muy grande y siempre se rompe por el entrenador».
En ese sentido, admitió que al mal inicio liguero de la presente campaña se ha podido sumar lo vivido en la anterior. «Lo del año pasado está ahí y fue muy duro. Ahora queríamos partir de cero, aunque también hay cosas muy buenas en el equipo», corroboró.
Sin obviar que al Cuco. como ya sucediera cuando fuera jugador, y ahora más si cabe por su pasado rojiblanco, siempre se le ha mirado con lupa. No es de extrañar que confesara ayer que «es prácticamente imposible que vuelva a entrenar aquí. Es muy duro para mi familia y amigos, que sufren mucho», en alusión a las críticas que ha venido recibiendo durante este tiempo y que, por la lógica de la cercanía, también afectan a su entorno más inmediato.
Aun con todo, no tuvo ningún reproche hacia parte de la afición que a la finalización del choque contra los cántabros pidió su cabeza. «Cuando ganas todo va fenómeno y, al contrario, el pagano es el entrenador, pero es algo que sucede en todos los clubes, no en Osasuna. De todos modos, no era la primera vez que se oían esos cánticos y entonces se aguantó bien», reprochó.
Ziganda expresó que su deseo y el de su mano derecha, Jon Andoni Goikoetxea, «era continuar porque estoy convencido de que hay una plantilla con mucho futuro», un proyecto en ciernes del que «estamos orgullosos por haber aportado nuestro granito de arena».
Camacho, el relevo
A rey muerto, rey puesto. El fútbol no entiende de sentimentalismos y horas después de la destitución del tándem navarro se hizo público de manera oficial lo que era un secreto a voces durante todo el día, la llegada de José Antonio Camacho al banquillo osasunista.
La dirección electrónica del club rojillo lo confirmó a última hora de la tarde -sólo está pendiente de la firma del técnico murciano-, a la par que anunciaba su presentación para hoy, a las 13.00 en la sala de prensa de El Sadar, en un acto en el que sí estará el máximo dirigente osasunista, Pachi Izco.
Camacho será entrenador de Osasuna hasta junio de 2009 y con él llega su segundo, Pepe Carcelén, sin que se haya especificado si existe alguna cláusula que traiga consigo la ampliación automática del contrato del de Cieza.
De carácter fuerte e impulsivo, lo que le ha costado más de un disgusto, parece que la apuesta de Pachi Izco por el técnico murciano tiene más de mediática que de deportiva. No en vano, el de Cieza no ha salido muy bien parado de los últimos clubes en los que ha recalado y se ha «desenvuelto» bastante mejor como comentarista televisivo.
El capitán César Krutxaga también expresó la «sorpresa» de la plantilla por la destitución. «Las cosas no estaban bien, pero pensábamos que habría antes un ultimátum si no reaccionábamos ante Sporting o Betis», explicó.
El técnico del Deportivo, Miguel Ángel Lotina, lamentó la destitución de Ziganda. «¿Cuco ha sido cesado? El fútbol se está poniendo... La culpa, casi toda, la tenéis vosotros -en referencia a los medios de comunicación-. ¡Qué presión! Llevamos sólo seis jornadas. Cada día hay más presión. La sociedad va por mal camino y el fútbol es el espejo más claro. Aquí se pone nervioso todo el mundo», declaró el técnico de Meñaka.
Según se publicó cuando José Antonio Camacho firmó por última vez con el Benfica, el técnico murciano estaba cobrando unos emolumentos de la entidad lisboeta de 100.000 euros mensuales.