Pilatos reparte planes y premios
Los expertos dicen que la confianza o, mejor dicho, la falta de confianza está en el centro de la crisis actual. De ahí que las medidas que adoptan los diferentes gobiernos y las entidades económicas tengan como objetivo restaurar esa confianza en los mercados financieros. Sin embargo, no está claro cuál es el precio que se debe pagar por recuperar esa confianza, y cada vez parece más evidente que en ese precio entra no sólo el peaje de pagar con dinero público los desmanes de entidades privadas sin garantías ni control suficiente, sino también obviar la responsabilidad de quienes han llevado el sistema al borde del colapso. La responsabilidad de quienes, en mayor o menor medida, han apuntalado el sistema socioeconómico actual.
En ese sentido, la noticia de que el Premio Nobel de Economía de este año ha ido a parar a manos de Paul Krugman tiene lecturas contrapuestas. Las críticas e incluso el diagnóstico que Krugman hace de la situación económica actual son radicales: se ha enfrentado duramente a las políticas de la Administración Bush y, por ejemplo, ha planteado abiertamente que el plan de rescate aprobado en la Cámara norteamericana recientemente no solucionará la crisis. No obstante, no cabe olvidar que al igual que ocurre con otros nuevos gurús de la izquierda norteamericana -como, por ejemplo, Joseph Stiglitz- sus críticas actuales esconden su pasada responsabilidad, incluidos relevantes cargos en organizaciones como el FMI o el Banco Mundial.
Tras varios intentos por recuperar la confianza a golpe de decreto, como si se tratara de un desfibrilador intentando reanimar a un enfermo en parada cardiorrespiratoria, ayer finalmente el sistema dio visos de recuperación tras el anuncio de diferentes planes coordinados por parte de los estados europeos, con Gran Bretaña y Alemania a la cabeza. El propio Krugman ha puesto al Gobierno británico como ejemplo a seguir. En ese sentido, conviene no confiar demasiado en el discurso de quienes, a estas alturas del partido, critican la gestión del sistema como medio para garantizar su continuidad.