La derrota de La Romareda sigue escociendo en el seno del Alavés, ya que a pesar de que el Zaragoza tiene una gran plantilla, se entiende que se le dieron demasiadas facilidades. Así lo reflejó ayer Pablo Casar tras el entrenamiento voluntario al que acudió. «Sirve lo de que ellos tienen la mejor plantilla, pero creo que pudimos y debimos ponerle las cosas más difíciles», declaró.

De todos modos, el cántabro entiende que la puesta en escena fue mejor que en otros partidos lejos de Mendizorrotza. «No estuvimos finos de salida, pero fue por intentar las cosas bien y no creo que deba reprochársele nada al equipo ni en el tema de actitud ni de ganas. Teníamos mucha ilusión en poder hacer algo y, con mi expulsión, fue demasiado margen para el Zaragoza», explicó.

Autocrítico

Preguntado en torno a esa doble amarilla que vio al poco de comenzar la segunda parte, el central cántabro asumió su parte de culpa, pero entiende que el colegiado fue demasiado riguroso. «Fueron dos faltas que hice en todo el partido y fueron dos tarjetas, pero si hago autocrítica, peco de pardillo. La primera falta no creo que fuera merecedora de amarilla, casi no fue ni falta, pero teniendo una tarjeta, en la segunda peco de pardillo, no debí buscar el forcejeo».

Tras el entrenamiento voluntario al que acudieron media docena de jugadores, la plantilla está citada hoy a las 10 de la mañana en Ibaia para preparar la visita del sábado del Murcia.