Carlos GIL Analista cultural
Contraplanos
Carlos GIL
Analista cultural
La experiencia es una acumulación de capas que van formando un cuerpo inasible de volumen y forma variables. Las capas no son uniformes ni están compuestas de los mismos materiales. Las emociones, el conocimiento, los sentimientos conviven con otras circunstancias tangenciales más mensurables. Podemos sentir una alegría inabarcable al escuchar una falseta de guitarra mientras un olor perdido en lo más recóndito de nuestros recuerdos reaparece para dibujar un atardecer otoñal abrazado por una brisa. Estamos hechos también por los contraplanos de nuestra propia memoria.
Quizás sean las artes la máxima expresión de la evolución del bípedo sin alas que cuenta, emite sonidos rítmicos y lanza patadas al aire formando coreografías aleatorias para sentirse vivo. Las artes, en su conjunto y una por una, van formando un mundo simbólico que se coloca por encima de cualquier certificación forense. Los prodigios tecnológicos de diagnóstico y análisis deberían ser capaces de detectar la falta de estos componentes esenciales para la vida en el plasma sanguíneo, para que se pudieran prescribir en los ambulatorios dosis de pintura expresionista, música romántica o teatro trasvanguardista en vez de los compuestos químicos aniquiladores de conciencias.
Si el plano es la realidad ordinaria, hipotecada y financiada, el contraplano debe ser la cultura en todas sus acepciones. Si la razón se puebla de monstruos, deberá ser la intuición quien nos proporcione la belleza y el alivio.