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Con la Obra hemos topado

«Camino»

El cine fantástico de gran imaginación visual que viene realizando Javier Fesser se vuelve más terrenal para abordar el delicado tema de la santidad, entendido desde el pensamiento laico como una forma de manipulación de las conciencias, con el agravante de que la víctima propiciatoria es una inocente niña que descubre el amor.

Mikel INSAUSTI | DONOSTIA

Cada vez que hay una encendida polémica toca intentar hilar fino y ver por dónde vienen los tiros, ya que a veces el fuego cruzado resulta inevitable. No voy a decir que Javier Fesser haya puesto de su parte y provocado reacciones airadas, que los ánimos se enardecen solos, pero ha mantenido una postura que yo calificaría de «lanzo la piedra y escondo la mano». En todas sus declaraciones ha tratado de quitar hierro al asunto, viendo la que se le venía encima. Comprendo que es incómodo dar la cara y tener que hablar de «Camino», a sabiendas de que al Opus no le iba a hacer ninguna gracia, como así ha sido. Pero tengo la impresión de que la película va por un lado y las declaraciones de su director, por otro. A menudo creo escuchar al Fesser productor, cuyo mensaje se contradice con el expuesto en la pantalla por el Fesser realizador. Lo que afirma es verdad hasta cierto punto, y tiene razón cuando se defiende de los ataques del integrismo religioso diciendo que su película es una ficción, no necesariamente basada en la biografía de Alexia González Barros. Está claro que la idea de pedir la entrada en la Obra en el momento de su agonía está tomado del caso de Montse Grases, al igual que se inspira en otras tantas vidas de niñas santificadas o en proceso de beatificación.

Para cubrirse las espaldas, Javier Fesser tomó la precaución de bautizar a su protagonista con el nombre de Camino, con lo que evitaba el aluvión de demandas legales. Pero lo que hace el cineasta, independientemente de lo que diga en las ruedas de prensa, es cerrar una herida y abrir otra. Queda a la vista la clara e intencionada alusión al título de la biblia del Opus Dei, escrita por su fundador Escrivá de Balaguer. Esta orden religiosa se juega mucho con las beatificaciones, porque es su banderín de enganche para conseguir adeptos, además de servir de pretexto o coartada moral para mantener su posición de poder dentro de la Iglesia Católica. Es la manera de justificar lo espiritual como prioridad, más allá de los intereses terrenales y económicos que la sostienen. Estamos hablando de una secta peligrosa, aunque a todos los efectos establecida legalmente, gracias al apoyo de los sectores conservadores y de la derecha más involucionista. No están dispuestos a consentir críticas del laicismo, dada su posición fuera del concordato Iglesia-Estado, por lo que «Camino» supone la amenaza más seria para ellos hasta la fecha.

El Opus no ha querido intervenir directa u oficialmente en las descalificaciones a «Camino», porque cuenta con otros medios para buscar la condena pública a Javier Fesser. Han generado un ambiente de rechazo entre todos los creyentes, haciéndoles ver que al atacar a la Obra están atacando a la fe cristiana misma y a sus fundamentos. Ellos se le toman como si se enfrentaran con el diablo en persona o una de sus manifestaciones, lo que en su lenguaje críptico significa que luchan contra un enemigo inteligente que les está dando donde más les duele. No dudan en aprovechar la indignación de la familia de Alexia, que ha hecho una serie de comunicados desautorizando la película, lo cual es lógico. Antes de la presentación de «Camino» en Donostia, los ultracatólicos utilizaban sus foros habituales, pero, no contentos con la insuficiente corriente de opinión creada, han saltado también a las páginas de internet especializadas en cine. Con sus votos negativos han hecho bajar la puntuación de la película, a fin de devaluarla en cuanto a su consideración cinematográfica. Estos repentinos cinéfilos asombran por el conocimiento interno de las reglas de la orden, rebatiendo, uno por uno, todos los datos de la documentación manejada por Fesser.

Si reconozco que «Camino» es una película manipuladora no les estoy dando la razón a los foreros con sotana mental, sino simplemente confirmando algo que es obvio. La mejor forma de desenmascarar la manipulación de las conciencias es entrando en el propio proceso del maniqueísmo, algo a lo que el melodrama cinematográfico se presta en su esencia misma.

Fesser utiliza hábilmente la metáfora del niño llamado Jesús, en la medida en que le permite poner al descubierto el modo en que el amor humano es pervertido para hacerlo pasar por místico. Forma parte de la vieja crónica de los falsos milagros, a la vez que cuestiona la santidad basada en el sacrificio inútil de seres inocentes como los niños en nombre de lo más sagrado.

Lo que no es lícito es utilizar el dolor para reconvertirlo en un supuesto acto de fe, ya que se trataría de un infanticidio inducido por un fanatismo religioso consentido por gobiernos que se proclaman aconfesionales. Así que la postura de quienes llaman manipulador a Fesser no puede ser más cínica, viniendo precisamente de aquellos que controlan la educación infantil inculcando en los menores ideas enfermizamente perversas, contrarias a la alegría sana y el disfrute natural de la vida. Camino ama al verdadero niño Jesús de su clase, que es de carne y hueso como ella.

El milagro de J. Fresser y su creación de imaginarios

Javier Fesser es de los que empezó a filmar en Súper-8, ganando premios con sus primeros cortos «Aquel ritmillo» y «El secleto de la tlompeta». Para hacerlos fundó su productora Películas Pendelton, gracias al dinero obtenido con la publicidad. Su enorme potencial para crear mundos imaginarios, únicos en su concepción visual y descacharrante humor, lo volcó en el sorprendente y original primer largometraje «El milagro de P. Tinto», al que siguió la adaptación del tebeo de Ibáñez en «La gran aventura de Mortadelo y Filemón». También ha rodado en Senegal el mediometraje solidario «Binta y la gran idea», así como la serie virtual «Javi y Lucy».

M. I.

SUFRIR Y DISFRUTAR

Fesser asegura que con la película ha «sufrido y disfrutado como jamás había hecho». No presenta dudas sobre cómo se entenderá la cinta que habla del Opus Dei, «pienso que extinguirá cualquier acercamiento erróneo», asegura.

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