«Las mujeres tienen que participar y pelear por el sector»
Ganadera en la Llanada alavesa y presidenta del área de Igualdad de EHNE, Eva López de Arroyabe tiene una cabaña ganadera con 80 vacas de leche. Recientemente, junto a ganaderas y agricultoras de todo el Estado español, ha participado en un encuentro de mujeres trabajadoras del sector.
La crisis económica azota la actividad económica y el sector de la ganadería no se ha librado de ello. Pero, en este ámbito también se libra otra batalla: lograr la igualdad de la mujer agricultora y ganadera.
Desde diferentes organizaciones se lleva tiempo luchando por medidas que hagan que la participación de la mujer sea la misma que la de los hombres. Eva López de Arroyabe habla en esta entrevista sobre la desigualdad de las mujeres y los problemas que ha traído la crisis en el sector.
Recientemente se ha celebrado el XVII Encuentro Estatal de Agricultoras y Ganaderas. ¿Cómo se desarrolló?
A esta cita acudieron alrededor de 130 mujeres de prácticamente todo el Estado español y 35 de ellas eran de Hego Euskal Herria. La intención era hablar de la participación de las mujeres en este sector.
Las mujeres nos encontramos en áreas horizontales en los sindicatos: en temas de igualdad y temas sociales. Pero, en los temas sectoriales, en los temas verdaderamente productivos, nos cuesta mucho participar.
¿De qué trataron en el encuentro celebrado en Bertiz?
Además de las complicaciones que tenemos las mujeres a la hora de participar, se habló de la conciliación, de eso que tanto se escucha pero que muchas veces es imposible de lograr. Pero también se habló sobre el reconocimiento de la labor de las mujeres y el sacrificio que tienen que hacer las baserritarras. En definitiva, lo que nosotras pretendemos es mostrar el sindicalismo agrario como un derecho. Hay que buscar nuevas ideas para que las mujeres participen y, sobre todo, abrir las puertas desde los propios sindicatos.
¿Podría decir que se consiguieron los objetivos previstos para el encuentro?
A pesar de que teníamos previsto darle mucho contenido, al final fue un encuentro lleno de experiencias y, en este sentido, se perdió mucha práctica, sin tiempo para el debate. Por ello, se ha convocado para enero un encuentro para las mujeres de EHNE en el que podremos debatir y compartir experiencias.
Por otro lado, se vio que hay unas diferencias de marcha terribles en el tema de la igualdad a nivel estatal y entre EHNE y el resto de sindicatos.
¿Cuál es la situación actual de la mujer en este sector?
La mujer ha sido y es un pilar básico en cualquier explotación. Muchas de las explotaciones están sustentadas por las mujeres pero, a la vez, la visibilización de las mujeres es nula. En la Ejecutiva de EHNE estamos tres mujeres, pero eso no es una fotografía real. Es decir, puede ser que las mujeres estemos accediendo a las ejecutivas, pero en el resto de órganos de gobierno y de decisión, de momento, las mujeres no tienen puestos.
Además, estamos perdiendo la opinión de las mujeres. Tenemos un miedo enorme a meter la pata, a hablar de temas que parece que no entendemos. Ante esto, las organizaciones tienen la obligación de abrir las puertas y de poner a las mujeres en cualquier puesto de decisión. Las formas de trabajar cambian totalmente. En EHNE existe un protocolo desde hace unos años en el que se facilita que las mujeres estén, pero aún y todo es más cómodo estar en casa. Por eso hay que hacerlo atractivo.
EHNE ha pedido a la Administración servicios como el de las guarderías. ¿Cuál es el objetivo de todo esto?
El objetivo primordial es dotar de servicios el mundo rural, en concreto a las mujeres productoras, ganaderas y agricultoras, para que tengan más facilidades para salir de casa. La Administración tiene mucho que decir. Al encuentro acudió la consejera de Desarrollo Rural y Medio Ambiente de Nafarroa, Begoña Sanzberro, y ella es ganadera de la zona de Bertiz. Me hacía mucha gracia la manera de hablar que tenía. Se ponía en nuestra postura, pero no tenía nada que ver con lo que estábamos pidiendo nosotras. Reivindicamos que las mujeres tienen que participar y pelear por el sector, pero, repito, la Administración tiene mucho que decir.
¿Han recibido alguna respuesta por parte de la Administración?
De momento no. Y eso que en Nafarroa, concretamente, las mujeres están en una fase de mucho trabajo y eso sí que presiona a la Administración. Si no es ahora, estoy segura de que al final recibiremos contestación.
Una de las peticiones que se planteo en el encuentro, por ejemplo, fue que las mujeres que tienen a alguien a su cargo puedan tener esa ayuda familiar que necesitan, y que dependan del Ministerio de Agricultura para no tener que dejar de trabajar. Muchas veces se olvida que podemos ser cuidadoras pero que necesitamos un trabajo por lo que pueda suceder.
Según afirma EHNE, quienes no cumplen los requisitos para ser reconocidas como personas con la agraria como dedicación principal quedan fuera de muchas ayudas. ¿Cuáles son?
Se refieren a planes de ayudas, de nuevas incorporaciones. Las mujeres tienen que tener ayudas a título personal porque sino quedan excluidas completamente. El acceso de las mujeres a la Seguridad Social nos ha costado muchísimo tiempo. Ellas formaban parte de la explotación y tenían que pagar su seguridad social agraria. Ese aspecto ha cambiado y nos facilita ser parte de las explotaciones a igual parte que los hombres.
En su caso, tiene vacas de leche y trabaja en el sector. ¿Cómo vive la labor diaria?
Es complicado. En mi caso, somos un matrimonio y estamos como socios en la explotación, además de tener un trabajador. Lo bueno o lo malo que tienen las vacas de leche es que les tienes que dedicar atención los 365 días del año. Hay que ordeñarlas dos veces al día y, además de eso, la situación se complica si tienes hijos o si tienes algún anciano a tu cargo. El día a día es duro, pero lo hemos elegido nosotros. Además, hay que sumarle la crisis de precios que vivimos y la falta de compromiso de la Administración.
Hay personas que creen que la gente no se va a quedar en el sector y gente como yo, que dice que sí se van a quedar. Y las mujeres también se quedan. Las mujeres tenemos iniciativas. Sobre todo, tenemos iniciativas más cercanas. Es decir, los hombres siempre son los titulares de las explotaciones, que son históricamente del género masculino, y la mujer es la que se queda en casa o incluso trabaja fuera. Pero en las explotaciones más pequeñas o cercanas, con comercialización directa con transformación de productos, ahí las mujeres tienen mucho que hacer y decir. Yo creo que esa es la fórmula, que las mujeres se vayan quedando y los precios de los productos sean justos. Al ser voluntario, yo creo que esto tiene futuro.
¿Cómo ha vivido la enfermedad de la lengua azul?
Ha sido un problema completamente veterinario, pero sí que ha sido un palo bastante fuerte. La Administración ha puesto todos sus medios para vacunar al ganado a toda velocidad y eso ha garantizado que, aunque haya habido bajas, no vaya a ser tanto como lo que podía haber sido. Los veterinarios han trabajado al cien por cien y la unión entre sindicato, Administración y servicio veterinario nos ha salvado de lo que podía haber sido una situación muy gorda.
Otro tema que preocupa a los ganaderos y ganaderas es la presencia de lobos en Euskal Herria...
Mis vacas no han sufrido estos ataques, pero ha sido y está siendo un tema terrible, sobre todo porque hay que cambiar el modo de vida. Producir leche de Idiazabal, o de pastor en este caso, conlleva que las ovejas sean latxas, y que estemos respetando un modo de vida de los pastores de toda la vida.
Estamos hablando de pastores que tienen que estar las 24 horas vigilando el rebaño y hay muchos de ellos que están pensando en dejarlo porque no pueden más. Pero, lo peor de todo es que la Diputación está pagando por las bajas y eso no soluciona nada. Al contrario, estamos pasando por una situación en la que los pastores tienen que cambiar su forma de vida. Es muy bonito querer queso de Idiazabal, pero no nos damos cuenta de que eso conlleva un modo de vida, aparte de un modo de producción. Nos va a costar muchísimo solucionarlo.
¿Qué le parece la utilización de ovejas de otros lugares como es el caso de la de Israel?
Yo apuesto por la oveja latxa porque significa un modo de vida, un modo de producción concreto. Eso sí, la oveja latxa, por decirlo de alguna manera, tiene algo malo y es que produce menos cantidad que la oveja de Israel, la assaf. Éstas son ovejas que van a estar estabuladas, que no van a tener problemas con el lobo, pero estamos hablando de la oveja de aquí, que conlleva un modo de vida en Euskal Herria; es nuestra y pediría a la gente que reconozcan esa labor de los pastores, de estar todo el verano en el monte y bajar en invierno, para dejar parir a las ovejas, que es cuando empiezan a hacer queso.
¿Y el medio ambiente?
Necesitamos hacer conciencia del entorno para que haya futuro, si no los ganaderos y agricultores vamos a ir desapareciendo como está ocurriendo actualmente. Probablemente, en pocos años, seguirá existiendo la Euskal Herria de los prados y paisajes bonitos, pero el sector productor no existirá. Hay que apostar sobre todo por nuestros productos y por la producción de aquí.
¿Se está trabajando bien en Euskal Herria en este sector?
Me gustaría pedir a la ciudadanía un consumo responsable, saber que las cosas se están haciendo bien en Euskal Herria. Tenemos que ser coherentes con nuestro dinero, y tenemos que reconocer la labor de los baserritarras y de las baserritarras.
Imanol CARRILLO
¿Cómo afecta la crisis al sector?
Estamos viviendo un año dramático, con todas su letras. Los costes de producción están por las nubes y los precios de nuestros productos van hacia atrás.
En el sector ganadero la situación es inentendible, porque, por ejemplo, estamos cobrando el precio de la leche a unos 40 céntimos y se está vendiendo a 1,10 euros. Tenemos que pelear por la venta directa, para que el consumidor entienda que lo que se está produciendo en Euskal Herria es de primera calidad, porque pasamos controles de calidad diarios. Hay que intentar comprar al productor porque es la única manera que te garantiza que vas a pagar un precio justo y que vas a consumir algo bueno.
Por lo que, sus productos han sufrido cambios en cuanto al precio...
Estamos viviendo unas oscilaciones enormes. El año pasado los cereales, con la especulación tan grande que se está dando en las bolsas y a nivel mundial, subieron muchísimo, pero eso no garantiza a los agricultores un buen precio. El precio del productor no había subido tanto. En cambio, el precio de los piensos sí que influyó en los ganaderos y subió a unos niveles insospechados.
Con la leche pasó igual. Esas subidas espectaculares no tenían sentido y pasó lo que nos temíamos: este año estamos cobrando casi a 20 pesetas menos el litro de leche. Estos hechos no te dan una continuidad, no te dan una estabilidad.
Y ¿a lo que a carne se refiere?
Hay que intentar convencer de que hay que comer la carne de aquí. Queremos vivir de nuestros productos porque somos productores y productoras de alimentos. Es ilógico que mi leche se venda en Gijón o en Burgos y que aquí nos estemos bebiendo la leche de Ucrania. Tenemos que intentar dejar fuera la globalización y tenemos que intentar ser más conscientes.
¿Quiénes son sus compradores?
En estos momentos una empresa del Estado español es la que se encarga de comprarme los productos. Hasta febrero estuvimos en Kaiku, pero diez explotaciones de Araba nos fuimos de esa empresa porque no estábamos muy de acuerdo con la gestión, la política de precios y el tratamiento hacia los ganaderos que se llevaba. Ahora, tenemos proyectos para intentar comercializar de forma directa, porque desde luego que el consumidor va a pagar mucho menos y nosotros vamos a cobrar más.
I. CARRILLO