... y despeja el camino a La Falange en Gasteiz
Apenas medio centenar de miembros de La Falange hicieron acto de presencia ayer en las calles de Gasteiz, por espacio de hora y media. Estuvieron protegidos por la Ertzaintza, que arremetió con dureza contra los vecinos que protestaban por su presencia.
Asier VELEZ DE MENDIZABAL
La Ertzaintza ejerció ayer de madre protectora de los cerca de cincuenta fascistas que, banderas españolas y de La Falange en mano, se concentraron en la Plaza de la Diputación de Gasteiz provocando e insultando a los viandantes. La presencia policial fue notable a lo largo de la mañana en las inmediaciones de la plaza, donde los miembros de La Falange hicieron acto de presencia en torno a las 12:45, un cuarto de hora antes de lo previsto. Para entonces ya se habían reunido más de 300 personas en la cercana Plaza de la Virgen Blanca, desde donde par- tieron en dirección al punto de reunión de los fascistas enarlobando ikurriñas y gritando consignas como «Ikurriña bai, espainola ez» y «Alde hemendik, faxistak», pero los agentes de la Policía autonómica los disolvieron rápidamente empleando abundante material represivo.
Contra los vecinos
A partir de ese momento, los ertzinas cerraron el paso en las dos entradas principales a la plaza, donde en total se congregaron más de un centenar de personas que increpaban a los ultras. No obstante, la respuesta a las provocaciones de los falangistas salió de manera espontánea de los propios vecinos que paseaban o tomaban algo en los bares de la plaza, que de pronto se encontraron con la presencia de unos cincuenta individuos que los increpaban e insultaban al grito de «Vascos de mierda», «Euskal presoak, cámara de gas» o «Guarros».
Los policías de Lakua, lejos de recriminarles su actitud, ordenaron a estos viandantes que se disolviesen, tras lo optaron por empujar a algunos fuera de la plaza y obligar a otros a introducirse «dentro del bar». Mientras tanto, los fascistas campaban a sus anchas por el lugar, haciendo incluso fotos a los vecinos.
Durante el acto se sucedieron las cargas en las calles adyacentes, sin reparar en niños ni ancianos. Concluida la concentración, los falangistas fueron escoltados hasta el parking de la calle Ramiro Maeztu, desde donde se fueron en coches particulares, todo ello con Ricardo Sáenz de Ynestrillas a la cabeza.