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Txelui Moreno y Gorka Mayo Miembros de la izquierda abertzale

Nafarroa: aguas revueltas

La izquierda abertzale mantiene una línea de trabajo y discurso claros: llamamiento a toda la ciudadanía democrática con ansias de cambio y a todos los agentes políticos, sociales y sindicales que observan con preocupación el futuro económico y social de la Comunidad a aunar esfuerzos en la consecución de un marco democrático

No sabemos si os ha sucedido lo mismo estas últimas semanas, pero el ajetreo político derivado de los Presupuestos Generales del Estado nos ha resultado tremendamente clarificador. La funcionalidad política de los proyectos de unos y otros se ha manifestado de manera inusitada y creemos sinceramente que evidencian el devenir político de los diferentes sectores.

Nafarroa lleva supeditada 30 años a los intereses del Estado español y el Gobierno de turno. Haya sido el que haya sido el color del Gobierno en Navarra, siempre ha existido una convergencia de intereses entre éste y el de la nación española. Por encima de la lucha de poder para hacerse con el control de las instituciones navarras, el Amejoramiento del Fuero ha servido para encorsetar las ansias de libertad de la ciudadanía, e imposibilitar un ejercicio de libre decisión sobre su futuro. A cambio, decenas de políticos corruptos han manejado a sus anchas las arcas del erario navarro, anteponiendo intereses personales a los del resto de la ciudadanía, y siendo numerosos los casos de corrupción y favoritismos.

La derecha española en Navarra es plenamente consciente de su situación; unidos o por separado le va a resultar prácticamente imposible alcanzar la mayoría absoluta en las elecciones autonómicas del 2011 y menos dejando de lado su vertiente regionalista para ponerse a servicio de los intereses del Estado, como ya ocurriera durante el proceso de negociación. Y por si fuera poco, UPN debe hacer frente a un proceso interno de reestructuración en el que se decidirá el o la sucesora de Miguel Sanz. En este sentido, la posible ruptura entre UPN y PP puede no ser sino un intento de reconfiguración del pacto de 1991, con el objetivo de fortalecer la derecha española en Nafarroa y promocionar personas como Yolanda Barcina al frente de la misma, que en los próximos meses reconduzcan la situación en términos pactados de antemano. De este modo consolidarían al frente del movimiento una persona con el importante aval de haber conseguido mantener la unidad de todos los sectores de la derecha (que desde luego, en Nafarroa es de todo menos de centro).

De todas formas, y más allá del futuro de la derecha, los acontecimientos de los últimos meses sólo se pueden enmarcar en el debate estratégico de fondo que se está dando en el Estado y en el que el PSOE y el PP van de la mano. El PSOE diseña y mueve ficha desde Madrid. La dirección política en Nafarroa no sólo no es capaz de darle la vuelta a la situación de segundo agente de la Comunidad, sino que ni siquiera visualiza la posibilidad de adelantar a UPN en un corto espacio de tiempo. Pero esto no impide que ambos agentes tengan un objetivo común; perpetuar el marco jurídico-político actual, soterrando el derecho a decidir sobre el futuro político y social de Euskal Herria que la ciudadanía navarra tiene, utilizando para ello todo lo que esté en su mano. Porque es desde esta unidad desde donde pretenden seguir echando amarras en contra de la generación de un espacio democrático. Son conscientes de que instaurando un marco de tranquilidad a la española, en donde el cambio esté maniatado por la Constitución, será imposible el libre desarrollo de la voluntad popular.

Esperamos que los últimos acontecimientos hayan hecho caer la venda de los ojos de todos aquellos que no hacen sino insistir en la posibilidad de cambio de Gobierno en Navarra como la panacea para resolver las injusticias ocasionadas por el propio marco jurídico-político. NaBai y los sectores que componen la coalición, independientes y menos independientes, pierden su razón de ser en una coyuntura en la que el cambio de gobierno no pasa por una suma de fuerzas en la que serían necesarios (PSN-NaBai-IU), sino por un acuerdo entre UPN y PSN, como por otra parte se evidenció el verano del 2007. Queda demostrado, una vez más, que no existe cambio posible sin cambio de marco. Insistir en fórmulas manifiestamente inválidas no sirve más que para pelear por algunas reformas dentro del marco vigente, y sin opción de conseguirlas en la mayoría de las ocasiones (no hay más que observar lo ocurrido en el transcurso del debate sobre la apertura de la zonificación del euskara).

Los niveles represivos alcanzados estas últimas semanas en nuestro herrialde, la virulencia de los mismos y la impunidad con la que actúan la Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, asustan al más valiente. Torturas, desapariciones judiciales, encarcelamientos de decenas de militantes, acoso policial permanente sobre la juventud de izquierdas y abertzale... nos reafirman en la necesidad de un marco democrático. La izquierda abertzale mantiene una línea de trabajo y discurso claros: llamamiento a toda la ciudadanía navarra democrática con ansias de cambio y a todos los agentes políticos, sociales y sindicales que observan con gran preocupación el futuro económico y social de la Comunidad a aunar esfuerzos en la consecución de un marco democrático. Un marco en el que la ciudadanía pueda decidir libremente su futuro y en el que todos los proyectos puedan desarrollarse en igualdad de condiciones. Ese es el camino.

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