Nabarreria, un rincón indómito que recela de los planes del Ayuntamiento
El Burgo de Nabarreria es el núcleo de Iruñea, la colina que sirve de epicentro al rico movimiento popular de la ciudad, y hoy en día, una de las pocas zonas que conserva el emblemático adoquín. El Ayuntamiento apenas ha intervenido en esta zona, donde el vecindario se ha quejado de su «dejadez». Pero ahora que ha anunciado que lo hará, se recela de sus intenciones reales.
Jasone MITXELTORENA
Caminamos desde el Ayuntamiento de Iruñea hacia abajo, por la calle Mercaderes. El moderno suelo, con losetas y adoquines en perfectos rectángulos, no diferencia esta calle de la de los cascos viejos de cualquier ciudad. Pero al finalizar, el suelo cambia completamente, y tanto si empezamos a subir la calle Curia como la de Nabarreria, enseguida nos envolverá una sensación de que el lugar que visitamos tiene carácter propio; ello se debe a su larga historia, pero también a la familiaridad y el encanto que transmiten algunos lugares entrañables, tejidos por las vivencias de su vecindario y de los visitantes.
«Alde Zaharra es como un pueblo», dirá cualquiera que frecuente la zona. Pero dentro del mismo, Nabarreria parece otro pequeño pueblo. Pequeños comercios, bares de precios económicos, vecinos saludándose y hablando en la calle, actuaciones de todo tipo se celebran en la plaza de Nabarreria, lugar de encuentro de los jóvenes que invaden las aceras por las tardes, sedes de colectivos y centros de actividades... Nabarreria está llena de vida. En cambio, la belleza del adoquinado o de las fachadas bien cuidadas contrasta con los agujeros en las calles -los vecinos y comerciantes aseguran a GARA que todas las semanas hay alguna caída- o las aparatosas instalaciones eléctricas y tuberías de agua que cruzan las fachadas y que parecen haber quedado olvidadas ahí. Es «la dejadez» que denuncia el vecindario: «Siempre somos los últimos».
Algo similar está ocurriendo con el plan para peatonalizar Alde Zaharra. Nabarreria es una de las pocas zonas en las que no se ha intervenido; en 2001 se arreglaron las calles Dormitalería, Merced, Tejería, Calderería, Compañía y San Agustín de este burgo, y en 2005 empezaron catas arqueológicas en Curia y plaza de Nabarreria. «Se han ido retrasando las obras», comenta Txutxin Almingol, de la Asociación de Vecinos de Alde Zaharra. El vecindario y los comerciantes de Nabarreria llevan años reclamando atención para que se arregle el suelo, para que aumente la iluminación... «Aquí lo único que hacen es echar un poco de hormigón para tapar los agujeros cuando se acerca el día de alguna procesión a la Catedral. Si no, nada», indican. En la tienda Biona narran, a modo de mero ejemplo, un detalle ilustrativo del trato que recibe la zona: han llegado a escuchar a guías turísticos advertir que «durante el día se puede pasear tranquilamente, pero por las noches no es recomendable pasar por aquí». De esta forma, son conscientes de que muchos no pasan de Mercaderes para arriba, hacia Nabarreria.
Los propios vecinos confiesan que hace años sí era notorio un ambiente enrarecido, y hasta peligroso para algunos, pero que a partir de la muerte de un hostelero en el bar Aldapa de la plaza, a manos de un individuo que le apuñaló para robarle, «las cosas han cambiado mucho».
Almingol nos explica que desde la asociación plantean una peatonalización «blanda», por un lado porque entienden que no se puede profundizar en el subsuelo debido a sus restos históricos, y porque, además, las obras no deberían demorarse mucho. En julio comenzaron las catas en Curia y la plaza San José, siguieron en Mañueta y ante el INAP, junto a la Catedral, y la preocupación entre hosteleros y comerciantes es evidente: No saben qué se va a hacer, cómo ni cuando. «Pendemos de un hilo, estamos en una situación delicada, y hay que tener cuidado», comentan en el bar Zuriza. Almingol se muestra de acuerdo: «Las obras afectan a hosteleros, comerciantes y vecinos, y en esta zona están peor. El Ayuntamiento podría dar subvenciones o rebajar impuestos a los hosteleros». En la calle Mañueta nos cuentan que «hay negocios que se han trasladado. Hay mucho miedo e incertidumbre. Aquí hay comercios de gente mayor y que viene de los pueblos: Cuchillería, Zapatería...». Los hosteleros también temen por la fecha en la que se comenzará a abrir la plaza, que es donde se sitúan la mayoría de los bares. Todos están de acuerdo en que se peatonalice la zona porque entienden que saldrán ganando, pero impera la preocupación por la fecha y por la forma de hacerlo.
«No tiene que ser la Plaza del Castillo»
En Alde Zaharra de Iruñea existe una asociación de comerciantes, otra de vecinos, y además está el Plan Comunitario, herramienta destinada en principio a trabajar la comunidad y la participación, así como la relación con el Ayuntamiento; se puede asegurar que el vecindario está suficientemente organizado para poder decidir sobre el barrio. Sin embargo, el Ayuntamiento anunció que comenzaría la reurbanización del Burgo de Nabarreria y los vecinos consultados no saben nada más. Nadie diría que se trata de una cuestión de interés general.
«Tendrían que informar sobre las obras y plazos a todo el tejido social. La falta de información es el primer problema. Los hosteleros y comerciantes están resentidos», nos comentan en la plaza Nabarreria. Alguno añade su queja de que no se haya tenido en cuenta la petición de algunos hosteleros de reestructurar la plaza en terrazas, para de esta forma salvar la pendiente y poder colocar mesas y sillas en las puertas de sus locales. Almingol también habla de la plaza: «Si se hace bien, puede ser muy bonito. La plaza está de moda, se reúne gente joven en la calle... Se pueden poner terrazas, pero no tiene por qué ser como la Plaza del Castillo. Está pidiendo a gritos ser un txoko agradable».
Respecto al Ayuntamiento, muchos muestran su desconfianza: «No sabemos qué esperar. ¡A ver si esto no va a ser para acabar con este ambiente y eliminar un espacio alternativo de reunión de los jóvenes!». Otro añade que «cambiar la pavimentación y la recogida de basuras para quitarla de las calles está bien. Ahora bien, a ver cómo lo hacen; que no aprovechen para quitar lo que hay. Este es un barrio especial».
Tal y como explica uno de los residentes en Nabarreria, «aquí hay un equilibrio vecinal, que asume que las cosas no se arreglan desde el Ayuntamiento, y puede pasar que quieran acabar con un poteo, con un punto de reunión».
También preocupa el respeto al patrimonio, en este caso al histórico adoquín. Esta forma de pavimentar las calles que caracteriza Alde Zaharra es permeable para las aguas y resulta flexible para aguantar tráfico de todo tipo; en cambio, las modernas losetas de las zonas reurbanizadas, pese al poco tiempo que llevan instaladas, se rompen y se descolocan constantemente. Asimismo, muchos se preocupan por el destino de los restos arqueológicos que puedan hallarse con las obras.
Nabarreria es hoy en día el punto de encuentro por excelencia; turistas, vecinos, ciudadanos de Iruñerria o visitantes... Y sobre todo, un espacio para la juventud, un sector que muchas veces está en el punto de mira del Ayuntamiento de UPN. Desde que éste desalojó y derribó el gaztetxe del Euskal Jai, las actividades que se puedan llevar a cabo en Alde Zaharra tienen lugar en locales que en los últimos años se han abierto en el Burgo de Nabarreria.
Desde uno de ellos, la librería Hormiga Atómica, opinan que el plan de peatonalización contemplado en el Plan de Rehabilitación del Alde Zaharra responde a una política de desarrollo de un modelo concreto de ciudad, orientado exclusivamente a ofrecer «una imagen de cara al exterior», y que no atiende precisamente a las necesidades de sus habitantes.
Las catas arqueológicas que se están llevando a cabo en calles de Alde Zaharra determinarán, según lo anunciado, la instalación de galerías subterráneas o cómo realizar la peatonalización del Burgo de Nabarreria, cuyo comienzo se prevé para el nuevo año. El proyecto prevé pavimentar las calles con adoquín fabricado y losetas para las aceras a nivel, aprovechando menos del 50% del adoquín retirado. La plaza San José y Mañueta verán sustituidos sus árboles, y junto con la plaza Santa Cecilia albergarán puntos de recogida neumática de residuos. En la plaza de la Catedral y la de San José instalarán aparcamientos para bicicletas. La galería de servicios se prevé para la Mañueta, donde pronto empezarán las obras, ya que se han realizado las catas, y Santa Cecilia. J.M.
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La Plaza de Nabarreria en los atardeceres es punto de encuentro de cientos de jóvenes que se sientan en las aceras o en el adoquinado; durante el día vecinos y visitantes transitan por ella o se reúnen a charlar.
II Edad
Las catas arqueológicas del Burgo de Nabarreria han descubierto los restos más antiguos de la ciudad, que se suponen en toda la Plaza de Aldapa.
Excavar cualquier punto de Alde Zaharra de Iruñea supone el descubrimiento de restos antiguos, la mayoría de la época romana. En el Burgo de Nabarreria no se habían realizado catas profundas, pero parece ser que con lo proyectado en el subsuelo de la zona más antigua de la ciudad han sido necesarias. Así es como se han descubierto los restos más antiguos, los de la vieja Iruñea, anterior a la Pompaelo romana. Se trata de fragmentos de cerámica fechados en la II Edad de Hierro, hallados en el Zacatín del Mercado de Santo Domingo, en la parte que da a la colina de Aldapa. La cata se sitúa en la parte baja de la ladera de Aldapa, por lo que ha sido más fácil hallar estos restos; se sabía que podrían situarse en toda la ladera, pero no se había profundizado en las excavaciones.
La única información hallada hasta ahora sobre los habitantes anteriores a la época romana se tuvo en las excavaciones realizadas en torno a la Catedral en 1972, que fueron dirigidas por María Angeles Mezkiriz, además de los hallazgos más recientes que tuvieron lugar en la reurbanización de la Merced, Dormitalería y la Plaza del Castillo.
Las catas se han venido realizando en otros puntos de Nabarreria; en la calle Curia se abrió una franja desde la plaza de la Catedral hasta la esquina con la plaza Santa Cecilia, que une las calles Mercaderes y Calderería. A la altura de los portales 11 y 13 se halló un muro que se le atribuye la delimitación de un complejo termal romano entre Curia y Compañía con fragmentos de mosaicos, aunque se ha podido comprobar que fue construido durante el siglo II d. c. sobre una edificación más antigua. Los elementos hallados han sido trasladados al almacén arqueológico del Gobierno de Nafarroa.
En la plaza San José, anexa a la catedral, se ha descubierto un cementerio que alberga, en tres niveles distintos, cadáveres que datan de la época medieval (S. V-XV), sobre todo de la guerra de Nabarreria, hasta el año 1808, cuando se prohibió enterrar en zonas urbanas. Las capas más altas se situaban a 20-40 centímetros de profundidad. En total se han extraído un centenar de cadáveres, que, según las directrices del Instituto Príncipe de Viana, deberán ser depositados en una cripta instalada para ello cerca de la zona donde se hallaron. En 1972, Mezkiriz documentó restos de pavimento del S. I-II, un muro del S. IV-V y enterramientos similares a éstos.