Unas 85 personas trataron de cruzar ayer la valla fronteriza instalada en la ciudad rifeña de Melilla aprovechando su destrozo por una avalancha de tierra provocada por las fuertes lluvias. La Policía española detuvo a 30, otros quince seguían siendo buscados y 40 fueron rechazados por la Policía marroquí.

Según informó la Delegación del Gobierno español en Melilla, «todos se encuentran en dependencias de la Jefatura Superior de Policía para su correspondiente identificación y aplicación de la Ley de Extranjería».

La Guardia Civil reforzó el punto donde se produjo el corrimiento de tierra que destrozó la valla fronteriza, en la aduana de Beni-Enzar y el arroyo que la cruza, donde las compuertas de la valla no se podían cerrar por la acumulación de barro y piedras.

Agentes de la Policía española y la Guardia Civil que se encontraban de servicio en la aduana de Beni-Enzar «procedieron a cerrar las puertas de la frontera impidiendo de esta forma el acceso de los inmigrantes».

Un grupo de 45 personas, aprovechando las adversas condiciones meteorológicas, se dirigieron al arroyo de Beni-Enzar, situado a escasos metros de la puerta principal, y aprovechando que las compuertas de la sirga tridimensional estaban abiertas con motivo de las lluvias torrenciales caídas el domingo, «lograron acceder al interior de la ciudad de Melilla, a través del cauce anterior, dispersándose posteriormente por distintos barrios de la ciudad».